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De nada sirve realizar una adecuada auditoría financiera y legal si tras una operación mercantil el comprador no presta la atención debida a los directivos o trabajadores que más aportan al negocio de la target o empresa que se adquiere. Es por ello que cada vez son más los inversores o compradores quienes, aparte de efectuar esa auditoría, recaban información –de tipo profesional e, incluso, personal – sobre los trabajadores clave que integran la compañía objeto de compra.

El objetivo es sencillo: conocer qué valor aporta esa persona o trabajador clave al negocio empresarial y, en su caso, valorar cómo se le podría retener en la nueva organización.

¿Y cómo puede el comprador retener este talento? Frente a esta pregunta, en un primer momento, es inevitable centrarse en los incentivos puramente económicos. Esto es: aumento del salario fijo del trabajo, tanto del salario base como de determinados complementos variables, así como la posible entrega de un salario en especie, como puede ser el vehículo de empresa o el pago de la prima de un seguro médico.

Esta fórmula, que tanta seguridad o tranquilidad aporta al trabajador, no es igual de beneficiosa para el empresario, pues su abono se efectúa con independencia de los resultados de la empresa y/o de los esfuerzos del empleado.

Conviene, por tanto, explorar otro tipo de beneficios económicos, especialmente, los variables.

La finalidad del sistema de retribución variable es fomentar la implicación del trabajador en el desarrollo de sus funciones y que, de ese modo, pueda obtener un salario superior. El incentivo variable más representativo, cuyo devengo suele ser anual, es sin duda el bonus.

Pero cada vez es más frecuente que las organizaciones internacionales o grandes corporaciones se inclinen porque el trabajador participe en su capital social mediante la entrega de acciones o participaciones sociales de la sociedad.

Otra fórmula de creciente popularidad, especialmente cuando el comprador es un fondo de inversión, es la implantación de un ratchet, compensación extraordinaria y no recurrente asociada a la labor de maximizar el valor de la target para el supuesto de su futura venta o desinversión.

Los mecanismos contractuales para garantizar la permanencia del trabajador clave son múltiples. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, motivado principalmente por el fin de la pandemia, la flexibilidad en el trabajo se ha convertido en el eje central de las políticas corporativas.

Las empresas son conscientes de la nueva realidad laboral, que la misma viene acompañada de un cambio de mentalidad y nuevos beneficios; y, por ello, se incide en la posible combinación de estrategias (a nivel retributivo y social) a fin de crear un sentido de pertenencia a la empresa que contribuya a aumentar sus resultados.

Clara Mañoso | Socia del Departamento de Laboral