El 26 de Abril de cada año se celebra el Día Mundial de la Propiedad Intelectual. El objetivo de la celebración de este día es concienciar sobre el papel de los derechos de propiedad intelectual. Su papel en el fomento de la creatividad y la innovación. Todo lo relacionado con ella desde las marcas, las patentes, los derechos de autor o los diseños industriales, son claves en la innovación. Para el año 2017 se ha puesto el foco en lo que la innovación hace para que nuestras vidas sean más sanas, seguras y cómodas. Todo ello tiene que ver con el progreso de nuestra sociedad, la innovación de hoy es la tecnología que mañana usarán los innovadores. Es como una cadena que ayuda a expandir el progreso por todo el mundo. En alguna ocasión hemos hablado de derechos de uso y los de los autores de los contenidos.
La propiedad intelectual aglutina todos los derechos tanto patrimoniales como personales que se pueden atribuir al autor o creador de obras o innovaciones. No solo para autores o creadores, aquí también se incluyen otros titulares de esas obras o innovaciones. En España se regula entre otras con la Ley de Propiedad Intelectual, con su Real Decreto 1/1996 de 12 de abril. Dentro del área de protección de la misma encontramos desde obras literarias, artísticas hasta descubrimientos científicos o tecnológicos. En cualquier medio en el que se puedan presentar. Desde textos, composiciones musicales, bases de datos o programas de ordenador. Pasando por fotografías, maquetas, cuadros o esculturas. Nada escapa al manto protector de la propiedad intelectual.
Incluso la representación de algunas de esas obras está protegida. Las interpretaciones artísticas, conciertos, grabaciones audiovisuales o emisiones radiofónicas y televisivas. Pero hay algunos asuntos que se encuentran excluidos por pura lógica. Desde las ideas, los conceptos matemáticos en si mismos o las operaciones y procedimientos. Las disposiciones legales, reglamentos, las resoluciones de los tribunales, los actos de las distintas administraciones públicas y sus órganos dependientes. Así como las traducciones que de estos se pudiesen realizar.
Existe un amplio debate sobre este particular. Quizás más centrado en el cómo que en la necesidad de protección. Sobre todo a resultas del nuevo paradigma que las tecnologías y nuevos medios de difusión han traído a nuestras vidas. Pero al margen del debate de cómo se debe proteger, sin duda la protección de la propiedad intelectual es indispensable para asegurar el progreso. Los autores y creadores tiene derecho a percibir retribuciones justas por su obra. También por la prestación de esos servicios dependientes de su creación. Haciéndolo nos aseguramos que se incentiva la continua creación y a la larga nuestra sociedad se beneficia de la misma.
Está muy bien que los autores sean reconocidos moralmente. Pero nadie vive del reconocimientos, hay que asegurar la forma en que se les retribuya por su contribución a la sociedad. Así las obras e innovaciones se protegen desde el primer momento. Una vez se crean, los autores o titulares de las mismas están bajo la protección de la Ley, sin ningún requisito formal más.
Existen una serie de instrumentos cuya finalidad es restringir cuestiones como la reproducción o comunicación públicas, a usuarios que no cuenten con la autorización sobre obras concretas para esos fines. Nunca esas medidas podrán obligar a los usuarios a no disfrutar de algunos de esos límites que imponen los derechos de explotación. Pues por motivos tanto de tipo social, cultural, etc, a veces es imposible requerir la autorización de los titulares. Para esas salvedades se han creado mecanismos para que los titulares de los derechos de propiedad intelectual puedan disfrutar de los beneficios que esa propiedad les confiere.
La innovación y creación es un medio para convertir problemas en soluciones, o lo que viene siendo lo mismo en progreso. Todas las innovaciones conllevan a que disfrutemos de una mejor calidad de vida. Pensemos en lo que la innovación en medicinas hace por nuestra salud. O en la innovación que en materia de agricultura puede conseguir. Una de las mayores potencialidades del ser humano es la capacidad de creación. Echando la vista atrás podemos observar todo lo que el progreso e innovación ha mejorado nuestras vidas. Es cierto que el progreso conlleva en más de una ocasión un efecto negativo que debemos minimizar. Pero puesto en una balanza no hay color, hay más beneficios que perjuicios. La concienciación de que el progreso debe ser sostenible, augura futuras innovaciones respetuosas con el planeta y con los usuarios finales.
Este año 2017, se quiere con este Día Mundial celebrar toda la fuerza creativa de la que el mundo es capaz. Para ello se analizarán las mejoras que la innovación ha traído al mundo. Confrontando innovación con los mayores retos que se plantea la humanidad. Desde afrontar el cambio climático, al combate de la pobreza mundial. En esa vertiente con dos retos, alimentar a una población que crece y crece, y en mantener la salud de todos los ciudadanos del planeta.
En todas estas facetas el sistema de propiedad intelectual tiene mucho que decir. No en vano la innovación atrae inversión. Creadores que reciben justa recompensa por sus proyectos, están más estimulados para continuar sus trabajos. Al tiempo otros tienen más claro que seguir el ejemplo de los innovadores es fructífero. También con el objetivo de que los conocimientos de los anteriores puedan estar a libre disposición de los futuros innovadores. Para que el flujo creativo no cese, es necesario dotar a los futuros del caudal creativo actual. El próximo miércoles 26 de abril celebramos el día mundial de la propiedad intelectual.
