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Un año después de nuestra primera edición del Barómetro de Entidades no Lucrativas (ENL), los efectos económicos y sociales de la pandemia continúan marcando la estructura, actividad y beneficiarios. El papel de las ENL ha sido y es indispensable para sostener las necesidades económicas y sociales de los colectivos más vulnerables. Un 70% de las entidades no lucrativas, teniendo en cuenta el actual ritmo de vacunación, retrasan a 2022 la recuperación de su actividad anterior a la pandemia; han aumentado sus beneficiarios y disminuido sus ingresos por donaciones en 2021 y esperan cerrar el año con una situación económica muy deteriorada.

Miguel Fernández, director de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), ha visto como se ha incrementado en 2020 el número de beneficiarios, pasando del millón en 2019 a superar el millón y medio en 2020, familias que han perdido su trabajo, muchas de ellas monoparentales, y con unas perspectivas pesimistas para 2021 condicionado a una vacunación que les permita incorporarse a un puesto de trabajo. Miguel, a pesar del reto económico y social al que se enfrenta, transmite un mensaje de absoluta confianza en la sociedad; “la respuesta de las instituciones, fundaciones, empresas y particulares ha sido excelente, lo que ha permitido atender el incremento de la demanda de alimentos. En contrapartida, corremos el riesgo, de olvidar que, por debajo de una aparente vida normal, subsiste la imperiosa necesidad de proporcionar alimentos a los más necesitados de nuestra sociedad”. Por otra parte, David Monllau, director de captación de fondos de Médicos Sin Fronteras, explica: “La pandemia de COVID-19 está afectando de manera desproporcionada a los más vulnerables, entre ellos los más de 70 millones de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo. Igualmente, el acceso de estas personas a las vacunas Covid-19 es algo que nos preocupa enormemente. Las personas en contextos afectados por crisis a menudo quedan atrás en el acceso a la vacunación. Los miembros de riesgo de estos grupos de población también deben ser considerados como una prioridad”.

Otro de los aspectos más relevantes ha sido la evidente y profunda brecha digital en la educación de niños, niñas y adolescentes con menos recursos, colectivos prioritarios tanto para el 40% de las ENL consultadas, como para las políticas sociales del estudio Barómetro de empresas.

Desde la Fundación Balia, desarrollan un modelo educativo propio, educación emocional sustentado en valores, refuerzo escolar y alfabetización digital. Su directora general, Teresa Rodríguez, indica que un 35% de las familias con las que trabajan no tenían equipamiento tecnológico necesario para continuar la formación online ni conexión a internet para seguir las actividades “Nuestro modelo educativo integra la formación en competencias digitales desde hace años, si bien es cierto que la pandemia ha puesto en relieve más que nunca la necesidad de seguir trabajando en formar a los niños, niñas y jóvenes en estas competencias, para que puedan acceder a una educación de calidad y a las oportunidades del futuro. En el terreno educativo los menores han necesitado, y continúan necesitando, un importante refuerzo para recuperar el tiempo perdido y poder seguir el curso escolar. Por ello, es fundamental, continuar nuestra labor educativa y más cuando entendemos la educación como motor de cambio social”.

La pandemia también ha acelerado la digitalización de las empresas, lo que ha provocado mayores dificultades para la contratación de personas con discapacidad, uno de los colectivos prioritarios para las ENL de nuestro estudio. Blanca Valentín-Gamazo, directora de la asociación Achalay España reflexiona sobre el foco de la necesaria integración laboral: “Es el momento para ser creativos diseñando nuevas oportunidades para ellos, preguntarles por su vocación, creer, y buscar juntos posibilidades diferentes. Ha sido un año de solidaridad desbordante, por parte de empresas y personas, pero nos preocupa que, cuando parece que se está acercando el final de la pandemia, se olviden de nosotros. Las personas más vulnerables son, por desgracia, a las que más les cuesta recuperarse ante estas situaciones, por lo que las organizaciones tendremos que hacer un gran esfuerzo por seguir siendo su voz”. En esta línea Ramón Almansa, director ejecutivo de Fundación Entreculturas, indica que “la crisis sanitaria lleva asociada una crisis educativa sin precedentes” y sin embargo reconoce que “durante la pandemia estamos encontrando en lo digital un aliado para la innovación educativa, para la comunicación y para el acompañamiento a las personas más vulnerables. Hemos comprobado que cuando la innovación y tecnología se ponen al servicio de las poblaciones más vulnerables, con el objetivo de no dejar a nadie atrás, desarrollan toda su potencialidad como instrumentos para la inclusión, la conciliación y la transformación social".

El voluntariado es uno de los principales motores de las ENL, pero también para los programas de acción social y RSC de las empresas, más de un 40% de panelistas del Barómetro de Empresas cuentan con programas de voluntariado en colaboración con asociaciones. En este sentido, Miguel Fernández indica que, en el caso de FESBAL, “se mantuvo la actividad dentro de unos márgenes razonables recurriendo al teletrabajo, así como a la creación de dos grupos aislados que hacían trabajo presencial dos días por semana. Sin embargo, en los bancos de alimentos, donde hay que manejar importantes volúmenes de productos, hubo que suspender la asistencia de los voluntarios de mayor edad por el riesgo para su salud”.

En relación con su estructura, las entidades no lucrativas también han tenido que acogerse a las medidas especiales para mitigar los efectos de la pandemia y la mayoría ha optado por el ERTE como medida principal, se mantienen con esta medida el 28% de las entidades. Uno de los mayores temores en un primer momento fue la adaptación del tercer sector al teletrabajo, sin embargo, cerca del 80% está completamente adaptado. Existen cambios, lógicamente, a la hora de poder desarrollar las actividades que son el objeto de su misión y requieren atención directa.

Marta Marañón, directora de relaciones Institucionales de Ayuda en Acción, comparte su experiencia: "Durante este periodo, hemos descubierto la posibilidad de flexibilizar y reducir las infraestructuras de la organización. Hemos abandonado los modelos rígidos de oficinas y hemos pasado a trabajar en espacios flexibles. Dicho cambio nos ha permitido un ahorro muy importante de costes, pero también profundiza en una cultura todavía más flexible, ágil y abierta a la innovación. Adicionalmente, hemos podido simplificar procesos logísticos y administrativos".

Los Fondos de Recuperación, Transformación y Resiliencia pueden ser una oportunidad extraordinaria para desarrollar un proyecto global para el país, para Marta (Ayuda en Acción) “Los problemas que la crisis ha hecho aflorar o agravar son estructurales de nuestro sistema económico y social, y van a requerir tanto de respuestas a largo plazo como de colaboración entre los diferentes actores. La implementación de los fondos será un desafío sin precedentes para la colaboración interinstitucional”. En esta línea, la mayoría de las ENL de la muestra consideran que el impacto de los Fondos Europeos en la economía española será ligero y solo una de cada cinco cree que será sustancial. Las ENL han reformulado y actualizado objetivos, presupuestos, informes, adaptando los proyectos a una nueva realidad que se antoja incierta.

Preguntadas por su previsión de ingresos, superan el 45% las que prevén que se reduzcan las aportaciones que recibían por parte de empresas y particulares, una situación que pondría en peligro su plan de actuación. La captación de fondos, fundraising, contribuye a que las organizaciones sean sostenibles en el tiempo, en 2020, un 72% contaba con un fondo de reserva para afrontar estos meses de pandemia, actualmente la mitad ya los han consumido, el incremento de beneficiarios junto la reducción de estructura ha provocado que muchas ENL estén en una situación económica alarmante y necesitarían una inyección económica urgentemente para mantener su imprescindible labor social. Marta Cardona de Cris Contra el Cáncer valora la capacidad de fundraising de su entidad; “Desde hace 10 años, apoyamos la investigación contra el cáncer al lado de los pacientes. Ha sido decisivo que el socio, el donante, el empresario, el investigador, el paciente y el equipo CRIS se hayan sentido cerca unos de otros porque esta situación podía dejarnos aislados y quitarnos las fuerzas de seguir unidos. Es imprescindible seguir avanzando y para ello en este tiempo de pandemia es necesario cuestionarse todo lo que hemos hecho hasta ahora en fundraising, volver a redefinir los objetivos y estrategias con una actitud abierta al cambio, a hacer las cosas de otra manera innovando, formándonos en herramientas digitales y fundamentalmente cuidándonos”.

Más información:

Primera edición del Barómetro de entidades no lucrativas

Web Fundación Deloitte

Barómetro de entidades no lucrativas - Segunda edición

Este estudio surge en su primera edición en abril de 2020 como respuesta a la pandemia de la COVID-19. Su impacto global, tanto económico como social, hizo prioritaria la respuesta e implicación urgente de entidades no lucrativas para hacer frente a los retos económicos y sociales.

Un año después, Fundación Deloitte, Asociación Española de Fundraising y Fundación Lealtad, retoman la segunda edición con el objetivo de conocer cómo ha impactado esta crisis y cómo está transformando tanto su estructura como las actividades presenciales, sus beneficiarios, la transformación del modelo de gestión y financiación, y las herramientas disponibles para la captación de fondos.

El estudio se ha elaborado a partir de la información arrojada por las 189 entidades no lucrativas y los 233 panelistas empresariales que participaron en la edición del Barómetro de Empresas en enero 2021.

Se incluye información sobre la tipología de las entidades que han participado en este monográfico con el detalle sobre ámbitos, presupuesto, sectores, beneficiarios, empleados y voluntarios.

Fuente: Deloitte Legal

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