Togas.biz

El  referéndum  sobre  la  permanencia  del  Reino  Unido  en  la  Unión  Europea  ha  venido precedido  por  confrontaciones dialécticas, sin que ninguno de los bandos se haya caracterizado por su meticulosidad a la  hora de explicar la verdad. Ahora que ya se conoce el resultado, las consecuencias prácticas siguen siendo  inciertas,  lo  que  con stituye  un  terreno  abonado  para  la  existencia  de  más  medias  verdades  y  teorías  disparatadas. Si bien el Continente se mantuvo más bien al margen antes de la votación, a día de hoy, sin  embargo, Europa se ha unido a la mezcla de especulaciones e ilusiones vanas, y a la oleada de discusiones  sobre   qué   ciudad   europea   va   a   sustituir   a   Londres   como   centro   financiero   ahora   que   el  Brexit presuntamente ha condenado a la  City al corredor de la muerte económica. Los abogados se han lanzado  de lleno a la contienda, pues un gran número de los argumentos son de carácter  pseudojurídico.

Madrid también se ha postulado como sustituta de la  City : el sistema financiero español ha sido objeto de  una   exhaustiva   depuración,   dos   entidades   bancarias   españolas   están   entre   los   principales   actores  mundiales,  la  economía  crece  a  razón  de  un  3,5%  al  año  y  las  fuerzas  contrarias  al  poder  establecido  han  sido derrotadas en las últimas elecciones generales. Madrid es también una extensa y vibrante ciudad, con  zonas  sin  edificar  aún  más  ex tensas  (como,  por  ejemplo,  el  proyecto  Chamartín,  a  escasa  distancia  del  distrito   financiero).   Cristina   Cifuentes,   presidenta   de   la   Comunidad   de   Madrid,   ha   impulsado   la  candidatura,  y  aparentemente  cuenta  con  el  respaldo  del  Gobierno  central  y  de  la  alcaldesa  de  Madrid,  Manuela Carmena.

Se   invita   a   sucursales   de   entidades   financieras   no   europeas,   bancos,   cámaras   de   compensación  internacionales  y  demás  instituciones  con  sede  en  Londres  a  establecerse  en  el  corazón  de  la  Península  Ibérica. Estamos ante una versión moderna de la historia de dos ciudades , en la que los nuevos Darnays y Cartons se trasladan desde Londres, no a París y a los excesos de la  Terreur  revolucionaria, sino a Madrid,  donde el engranaje financiero  seguiría funcionando. Sin  embargo, Sydney  Carton  era  abogado , y  se  habría  planteado    una  serie  de  cuestiones  pertinentes  antes de emigrar a la meseta española.

Sus  primeras  preguntas  se  centrarían  en  el  propio  Brexit ,  independientemente  del  destino  propuesto.   ¿Debería  esperar  para  ver  en  qué  situación  queda  el  Reino  Unido  tras  su  salida  de  la  UE?    ¿No  quedaría  como un necio si me marcho y el Reino Unido llega a un acuerdo con la UE en términos satisfactorios para  la  City ? La primera lección que ha de extraerse del  Brexit ,  y el ulterior vendaval provocado por el mismo , es  que  no  deben  tomarse  decisiones  que  sean  inciertas  e  irreversibles  a  la  vez:  en  caso  de  duda,  mejor  no  ejercitar una opción sin fecha de vencimiento . La lección mantiene su vigencia: no te marches de Londres  hasta que no puedas  prever razonablemente cuál será tu suerte al amparo del nuevo acuerdo entre el RU y  la UE.

El  Reino  Unido  podría  volver  a  reconocer  el  código  normativo  único,  las  sentencias  dictadas  en  territorio  británico  podrían  seguir  siendo  reconocidas  en  Europa,  y  las  instituciones  británicas  podrían  seguir  manteniendo  sus  pasaportes  europeos.  El  Reino  Unido  se  convertiría  en  un  mero  cumplidor  de  normas,  pero cuando uno se dedica a dirigir un negocio, que no un Gobierno ¿por qué preocuparse? 

No  obstante,  si  la  City decidiese  que  es  preciso  marcharse  al  Continente  ¿resultaría  lógico  que  el  destino  fuese Madrid? 

Aún no se sabe con seguridad. La elección, en realidad, no debería estar basada en la legislación financiera  o  la  normativa  sobre  pasaporte,  habida  cuenta  de  que,  por  definición,  resultan  de  aplicación  por  igual  a  todos los territorios en  liza.  Son  los aspectos  que  no han  sido objeto  de  armonización  y la infraestructura  no regulada legalmente los que marcarán la diferencia.

Pensemos en  el derecho de  obligaciones:  Francia acaba de  disponer  una reforma radical  del Código  Civil.  No obstante, véase, por ejemplo, el nuevo artículo 1112 - 1: como vendedor o prestamista ¿le gustaría estar  sujeto al (vago) deber de orden público de proporcionar información precontractual a la otra parte? España  no exige el cumplimiento de un deber semejante, si bien, todo sea dicho, la última gran modernización del  Código Civil español data de 1974 y, por ejemplo, aún consagra el misterioso concepto de “causa”,  mientras que el Código francés acaba de deshacerse del mismo.

En  materia  de  insolvencia,  la  armonización  sustantiva  europea  no  es  más  que  un  proyecto,  aún  queda  camino por recorrer. Mientras tanto, es preciso decidir si la “ sauvegarde”  francesa  es  mejor  o peor  que  la  “homologación” española, y la pregunta carece de una respuesta clara.

Las  leyes  laborales  españolas  son  ahora  mucho  más  flexibles,  y  admiten  la  celebración  de  convenios  colectivos  sectoriales;    mientras  tanto,    el  Gobierno  francés  lucha  por  conseguir  lo  mismo  con  la  reforma  del Código de Trabajo presentada en marzo de 2016. Los tipos del impuesto sobre sociedades siguen sin estar armonizados. No cabe imaginar a ninguno de los  grandes  estados  europeos  compitiendo  ferozmente  por  ser  el  que  ofrece  el  tipo  más  bajo. 

Los  tipos  del  impuesto sobre la renta de las personas físicas también varían enormemente: el tipo marginal en Madrid es  del 43,5%, mientras que en Francia parece superar, de hecho, el 45%.

El  sistema  judicial  español  ha  mejorado,  y  si  atendemos  a  las  estadísticas,  se sitúa  en  torno  a  la  media  europea en términos de plazo de espera para la obtención de una sentencia firme.

A modo de conclusión, si la candidatura de Madrid se convierte en una contienda con París o Frankfurt, el  Brexit , tras dividir a los británicos,  lanzará la manzana de la discordia a la Eurozona. Hemos de permanecer  alerta: esto no ha hecho más que empezar.