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Los cambios importantes en la historia a menudo derivan de una crisis sistémica. La etimología de la palabra "crisis" se refiere a la palabra griega krino= discernir, juzgar, evaluar. Su significado positivo puede ser útil para experimentar tiempos difíciles como una oportunidad para crecimiento.

Veamos dónde comienza el cambio y cómo la tecnología blockchain se relaciona con la crisis causada por el COVID-19.

Efectivo y contagio
Las reacciones de los estados al coronavirus son cada vez más radicales. La necesidad de limitar el contagio coloca la cuarentena en el dinero FIAT o papel moneda, también.

Como se vio en Corea del Sur o China, las precauciones son del tipo más variado y quizás son solo el comienzo de un cambio histórico. Algunos bancos desinfectan los billetes sometiéndolos a altas temperaturas, otros usa luz ultravioleta y algunos incluso imponen una cuarentena adecuada al papel moneda. En los casos más extremos, se destruyen para ser reemplazados por una serie descontaminada. Fan Yifei, vicegobernador del Banco Central de China, anunció hace días las medidas. Eso llevó a una emisión extraordinaria de 4.000 millones de yuanes en billetes nuevos para la provincia de Hubei.

Después de la declaración de la Organización Mundial de la Salud que confirmó que COVID-19 puede permanecer en el dinero en efectivo durante varios días, el las formas electrónicas de pago han sido recomendadas como el método más seguro contra el contagio. Así pues, el COVID-19 ha hecho desaparecer el dinero en efectivo en el mismo tiempo en que se incuba la enfermedad.

Entonces, ¿qué podemos esperar durante y después de esta emergencia?
Seguramente el crecimiento exponencial del dinero digital que substituya el dinero en efectivo. El camino que muchos estados han emprendido con pruebas de concepto y programación en sandbox para la creación de monedas digitales se acelerará, y permitirá, en muy poco tiempo, reemplazar el dinero en efectivo y permitirá transaccionar de forma digital con valor liberatorio a todos los efectos civiles y mercantiles.

¿Qué nos puede deparar una nueva sociedad sin dinero en efectivo?
Los principales retos y amenazas con que nos encontraremos son:

  • La disminución de la nuestra privacidad.
  • El control social y gestión centralizada de los datos relativos a los hábitos de los ciudadanos (control de la clandestinidad).
  • La facilidad de confiscación y censura de bienes y transacciones.
  • La disminución de las libertades individuales.
  • La centralización del poder en manos de algunas corporaciones.

Si estos problemas se combinan con una gestión de las políticas monetarias controladas por unas pocas personas, que a su vez, tienen fuertes repercusiones en el las políticas de ahorro de los ciudadanos, existe la imperiosa necesidad de una encontrar una alternativa de equilibrio de esta fricción entre el controlador y el controlado, o más bien entre una élite y la humanidad como especie.

Las dificultades ante las que nos enfrentaremos a nivel económico comportarán una inyección de liquidez exuberante e ilimitada, durante mucho tiempo, que esperemos que sean con un rigor y control encomiable, ¿hacia dónde se canalizarán los recursos y quién pagará el precio de estas emergencias?, ¿cómo podemos trazar y monitorizar que estas partidas de gasto se utilizan para los fines predeterminados y de que existe transparencia y trazabilidad completa tanto de las adjudicaciones como del destino final de los productos y servicios a los que se destinan?

Blockchains públicos y criptomonedas
Un momento de crisis debe ser, en otras palabras, un momento de reflexión, de evaluación, de discernimiento, de planificación, de estrategia, y de acción que se transforme en un pre-requisito necesario para la mejora y el renacimiento de un futuro más prometedor para nuestra especie.

Por lo tanto, la crisis del COVID-19 impone la necesidad de asumir la responsabilidad del futuro del dinero y de las interacciones digitales entre individuos. Deberemos buscar el equilibrio entre salvaguardar nuestras libertades como individuos y neutralizar los efectos de los poderes públicos, en definitiva, es el momento de empoderar al ciudadano más que nunca, primero porque lo necesita y luego porque el estado somos todos, y debemos concienciarnos y prepararnos para poder exigir explicaciones de la gestión y de las consecuencias de las decisiones que se han tomado, se toman y se van a tomar por nuestros representantes, y ellos a la vez, a facilitarles de forma transparente las respuestas que nos merecemos recibir como ciudadanos.

Blockchain es una tecnología que permite salvaguardar, monitorizar en el tiempo y preservar que esta toma de decisiones tiene sentido, y que su alcance y ejecución de medidas es transparente, trazable en tiempo real y que existe descentralización de esta información y de gestión. Todo el gasto público habrá que devolverse y no podemos aceptar sin más cualquier obligación de retorno si no han existido una gestión y materialización para todos de forma igual y transparente. Otro derrotero nos llevaría a renunciar al Estado de Derecho que tanto nos ha costado alcanzar.

Blockchain, entre otras cosas, permite que cada ciudadano pueda tener alcance a una forma digital de dinero que le permita intercambiar valor a la hora de poder acceder a los bienes imprescindibles para superar este envite temporal de desesperación y descalabro del mercado financiero y del flujo de capitales en el que nos encontramos. Pero sólo con los avances tecnológicos no podemos superar este reto, necesitamos que todos los pagos y los cobros se suspendan de forma inmediata, y se substituye el flujo monetario por un flujo digital de subsistencia, temporal y monitorizado, que impida que el pánico y la desesperación redunde en consecuencias más terribles e irreversibles.

Blockchain permite, sin duda alguna, una sociedad nueva con un sistema de control y auditoría en tiempo real que nos haga más libres como especie, pero, ante todo, que nos ayude a sobrevivir a este reto del COVID-19 de forma inmediata.

Xavier Gasia