Otro concursalista, como Agustín Bou, socio de reestructuraciones de Fieldfisher Jausas, afirma que “los clubes españoles sufren de una falta de recursos endémica debida a una política nunca resuelta de distribución de los derechos televisivos que condena a los mas pequeños a una debilidad financiera permanente frente a los
equipos más poderosos”.
A su juicio “ Esta política no se ha subsanado ni tan siquiera con la entrada de inversores en algunos clubes, ya que la diferencia de recursos entre grandes y pequeños es prácticamente insalvable”.
Bou subraya que “hay otras opciones financieras que en España se ven como remota, pero que ya se están aplicando en otros países, como es la salida de los clubes a bolsa. Esto permitiría a los clubes una entrada de recursos nada desdeñable, pero parece que en España aún no hemos sido capaces de romper el vínculo sentimental de los socios con el club que tal estructura de propiedad supondría”.
Sobre esta operación de refinanciación a través de un fondo inglés cree que “, puede ser una operación atractiva para los clubes de categorías inferiores y les puede ayudar a tener los recursos necesarios para aspirar a un cambio de categoría”.
A su juicio “no deja de ser una operación arriesgada pues están hipotecando sus ingresos futuros en una apuesta que solo saldrá bien si consiguen el ansiado objetivo del cambio de categoría, sino, habrán hipotecado con la liquidez presente su viabilidad futura, lo que sin duda les acarreara mayores dificultades financieras”.
Para este jurista también genera dudas “la estructura de la financiación, que debo entender se trata de un pool de clubes mancomunado, sin ningún tipo de solidaridad entre los participantes en lo que podríamos denominar un pool financiero inverso, donde hay una comunidad de beneficiarios, independientes entre ellos, y que no
asumen las obligaciones de forma solidaria”.
En cuanto a la actividad concursal futura de estos clubes “hay que darse cuenta que todos los clubes beneficiarios de la financiación son Sociedades Anónimas Deportivas (“SAD”), no hay ningún elemento diferenciador entre estos concursos y el de cualquier otra sociedad mercantil, salvo el impacto emocional que el concurso pueda tener en sus seguidores”.
Para Agustín Bou de las alternativas que hay en el mercado “el mejor método seria el de la liga inglesa donde una parte significativa de los ingresos audiovisuales se reparte de forma equitativa, lo que incrementa las posibilidades de los más débiles de luchar en condiciones económicas con los más poderosos”.
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