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Muchos Juzgados de familia en España entregan a nuestros clientes una copia del Decálogo del buen divorcio” cuando éstos asisten al acto de juicio. En muchos de los casos, en ese momento, el matrimonio o la pareja de hecho llevan meses separados y su relación ha evolucionado de un modo muy distinto de lo que podría entenderse como un “buen divorcio”.

Cuando aparece la crisis sentimental es muy importante asesorarse convenientemente con un profesional para que pueda ayudarle a solventar los problemas legales que se presentan, intentando resolver el conflicto de la mejor forma para la pareja y los hijos, priorizando el interés y beneficio de los menores por encima de cualquier cuestión.

Cualquier tipo de ruptura sentimental no solo tiene una afectación en el ámbito jurídico sino también -de forma extensa-en el ámbito personal, lo que supone un proceso que puede afectar a todos los miembros de la familia, especialmente a los hijos menores.

Es importante que en ese momento los miembros del matrimonio o de la pareja tengan en consideración unos principios básicos con el fin de evitar,en la medida de sus posibilidades, los conflictos futuros que,en muchos casos, perjudican irremediablemente a los hijos menores.Estos principios nos pueden ayudar a minimizar los daños que se derivan de la ruptura, siendo preciso reflexionar sobre cada uno de ellos para poder avanzar hacia una relación sana y respetuosa que permita a toda la familia adaptarse a la nueva situación superando la ruptura del mejor modo posible.Los Juzgados son muy sensibles con los intereses de los hijos, a los cuales se trata de proteger del conflicto, procurando adoptar las medidas más convenientes para ellos en cada caso.

El decálogo del buen divorcio puede ayudar, en cualquier caso, a comprender que el cumplimiento de unas pautas adecuadas pueden cambiar la forma de asumir la ruptura sentimental beneficiando a toda la familia. Para evitar una separación o un divorcio traumático deben tenerse en cuenta los siguientes principios básicos:

1.- El divorcio no es solo un proceso legal: Una ruptura sentimental se inicia con un proceso emocional y sentimental que deriva finalmente en un proceso legal. Sin embargo, el proceso única y exclusivamente puede resolver cuestiones jurídico legales y nunca podrá solventar problemas sentimentales ni emocionales de la familia.

2.- El problema no es el divorcio en sí sino el mal divorcio: Con frecuencia las rupturas sentimentales suelen ser problemáticas, perjudicando, en muchos casos, irremediablemente a los hijos menores. La actitud de los padres frente al divorcio y su relación entre ellos es la mejor postura que pueden adoptar con el fin de que los hijos menores crezcan y se desarrollen de la forma más adecuada.

3.- El divorcio más beneficioso para todos es de común acuerdo: Un divorcio contencioso puede agravar las críticas, los desprecios y las faltas de respeto hacia el otro progenitor, basándose en muchos casos en la búsqueda del “culpable”. Por el contrario, un divorcio de común acuerdo favorece el diálogo entre los progenitores y entre éstos y sus hijos buscando la mejor forma posible de solventar el problema con un enfoque de futuro.

4.- Se separan los padres, no los hijos: La separación de la pareja supone una ruptura sentimental y por ello desaparece el vínculo aunque ello no tienen porque sufrirlo los hijos menores. Debe intentar favorecerse la relación de los hijos con el otro progenitor siempre que ello pueda entenderse en un marco de respeto y beneficio para los mismos.

5.- La separación o el divorcio no conlleva la pérdida de ningún progenitor: Es recomendable que sean ambos progenitores los que expliquen a los menores la situación de separación, adaptándose a la edad de los mismos. Deben darse las explicaciones en un clima de cariño y confianza para que puedan entenderlo y aceptarlo, sintiéndose queridos por ambos padres con el fin de evitar que el menor sufra un sentimiento de pérdida o cargue con la responsabilidad de la ruptura.

6.- Los hijos no pertenecen en exclusiva a ninguno de los progenitores: Ambos padres son necesarios para el desarrollo y evolución de los hijos por lo que debe saber trasladarse a los mismos que ambos seguirán ocupándose y cuidando de ellos en el marco de un régimen de visitas adaptado a la situación que se crea a partir de aquél momento. Los comportamientos posesivos sobre los hijos menores les perjudican gravemente pudiendo causar un sentimiento de abandono por el otro progenitor que no es real. Los intereses de los progenitores no son los de sus propios hijos, por lo que no deben ser moneda de cambio ni deben formar parte de la negociación como tales.

7.- El divorcio no termina con las obligaciones y responsabilidades de los padres hacia los hijos: La ley dispone que la ruptura matrimonial no altera las responsabilidades que los progenitores tienen sobre sus hijos pues las mismas son de carácter compartido y en la medida de lo posible, deben ejercerse de forma conjunta. Es importante mantener una buena relación con el otro progenitor para ejercer las responsabilidades con el fin de beneficiar al menor, debiendo consultarse y comunicarse de forma fluida para tomar las decisiones importantes sobre sus hijos, de la misma forma que lo hacían antes de separarse.

8.- La importancia de la relación con los hijos: Es importante mantener una relación continua y fluida de los menores con el progenitor con el que no conviven a fin de ayudarles a asumir la separación de sus padres de la forma menos traumática. Obstaculizar, impedir o perjudicar las relaciones de los hijos con el otro progenitor perjudica negativamente a los menores y puede derivar en graves problemas psicológicos y de estabilidad emocional.

9.- No utilice a sus hijos: Asumir el divorcio o la ruptura sentimental evita que los problemas se trasladen a los hijos menores. No hay que desacreditar al otro progenitor delante de los menores ni utilizarse como mensajeros, procurando preservarlos del problema sin crear un conflicto de lealtades.Hay que dar prioridad a sus necesidades y pensar en su bienestar, no solo social o económico sino también emocional. Hay que evitar introducir muchos cambios en la vida de los menores tras su separación pues si además de soportar la ruptura tienen que cambiar de domicilio, colegio o amistades será más lento y complejo el proceso de asunción de la separación.

10.- Cumpla con las obligaciones y responsabilidades asumidas:Es importante dar cumplimiento a las obligaciones contraídas, no solo económicas sino también en el ámbito de las visitas y relaciones con los hijos, de forma que el adecuado funcionamiento y cumplimiento de lo pactado entre las partes pueda darles a los hijos seguridad y autoestima, pues de lo contrario el menor se verá perjudicado irremediablemente al tener que enfrentarse a situaciones complejas de las que no debe responsabilizarse.

Irene González Arnal

Asociada. Especializada en Derecho Matrimonial y de Familia.

Fuente: Digestum Legal

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