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El ser humano no actúa de la misma manera cuando percibe que su actividad está siendo monitorizada y que va a ser sancionado si incumple. Un ejemplo evidente lo tenemos en las zonas de la autopista en las que la velocidad es controlada mediante un radar.

Una de las conclusiones de la teoría de las ventanas rotas es que la falta de control genera una percepción de que los incumplimientos no son castigados y ello da paso a otros incumplimientos más graves. Si en una fábrica abandonada no se reparan las ventanas rotas la sensación de falta de control hará que alguien se atreva a forzar la puerta y a entrar. Lo mismo ocurre con un coche abandonado.

Siguiendo esta línea argumental se dice que el 10% de los trabajadores de una empresa no cometerá infracciones aunque la percepción de control sea baja y el 10% cometerá infracciones aunque la percepción de control sea alta. Pero la gran mayoría, el 80% restante, no cometerá infracciones si percibe que éstas serán descubiertas y sancionadas.

Una empresa con compliance dispondrá de un órgano supervisor, una estructura de control y un sistema sancionador que mantendrá alto el nivel de percepción de que las infracciones serán descubiertas y sancionadas. Ello generará un efecto disuasorio que favorecerá la creación de una cultura de cumplimiento.

Fuente: Ribas & Asociados

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