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Actualmente el 90% de la financiación empresarial de las pymes proviene de la banca, lo que ha provocado que, en los momentos de restricción del crédito bancario, muchas empresas hayan sufrido un estrangulamiento de sus líneas de financiación, que les ha impedido crecer e, incluso, abocado al cierre. La creación en 2006 del Mercado Alternativo Bursátil (MAB) ha abierto para las pequeñas y medianas empresas un nuevo camino para lograr financiación de cara a su crecimiento y expansión.

Cuando hablamos de bolsa siempre pensamos en las grandes compañías y empresas del IBEX 35, cuyas características distan mucho de la mayoría de pymes españolas, que constituyen la base del tejido empresarial y el 65% del PIB de este este país. En este caso, si nos referimos al MAB hablamos de un mercado organizado, que facilita a las pymes un acceso sencillo y eficiente a capital. Es una plataforma diseñada para que compañías con proyectos de expansión puedan beneficiarse de las ventajas del mercado, obteniendo financiación, visibilidad, liquidez y valoración.

Es un mercado, en suma, concebido para empresas de reducida capitalización y, por tanto, con procedimientos adaptados para esas características.Una iniciativa que constituye una herramienta muy buena, tanto desde el punto de vista de la capitalización como de la emisión de bonos, permitiendo además lograr fondos para financiar proyectos fuera de nuestras fronteras. De hecho, las empresas que cotizan en el MAB lograron captar el año pasado 105,9 millones de euros, lo que constituyó un auténtico balón de oxígeno para las pymes con vocación de crecimiento.

El índice AEMAB-24

Como cualquier sistema bursátil, el MAB requiere de empresas y, sobre todo, de inversores que apuesten por ellas. Al objeto de ganarse la confianza de estos últimos se creó el AEMAB-24, un nuevo termómetro que tiene por objetivo mostrar a los inversores lo que ocurre en el segmento de empresas en expansión del MAB. Este índice, que es un punto de inflexión en la forma de invertir en el Mercado Alternativo Bursátil, se basa en la diversificación para reducir el riesgo que entraña la volatilidad en los mercados.
Está integrado por las 24 empresas con más liquidez del mercado, permite a los inversores diversificar su cartera y disminuir los riesgos. Además, su elaboración es muy sencilla, ya que promedia todas las cotizadas por igual, haciendo que el índice no dependa tanto de unas pocas empresas.

Retos empresariales a superar

Pero esta nueva ventana que se ha abierto para las pymes choca todavía con un marco fiscal no actualizado ni preparado para este tipo de inversiones, lo que impide al MAB erigirse como un mercado más competitivo. Se requiere un marco que prime bonificaciones y favorezca estrategias como la reinversión de los beneficios, sometida actualmente al mismo régimen de tributación fiscal.

A ello se une el hecho de que, cuando una compañía decide acudir al mercado se encuentra con tres retos importantes: financiar los costes del proceso que implica salir a bolsa a cotizar, incentivar a los inversores para que acudan a las salidas a bolsa y encauzar futuras ampliaciones de capital. Para hacer frente a los mismos las pymes pueden acogerse a los préstamos participativos que deEnisa, organismo dependiente del Ministerio de Industria y las ayudas vigentesque ofrecen distintas comunidades autónomas.

Otro reto a superar, y en el que se está avanzando paulatinamente, es mejorar la transparencia de las empresas que participan en el Mercado Alternativo Bursátil, más tras el escándalo Gowex de verano de 2014. A partir de entonces parece que se han intensificado los controles sobre las compañías que cotizan, apareciendo figuras fiscales como el llamado asesor registrado. También se está implantando la obligatoriedad por parte de las empresas de presentar informes cada seis meses que disipen cualquier duda o incógnita.

Retos hay muchos, pero parece que sistemas alternativos como el MAB van ganando terreno en aras de diversificar los mecanismos de financiación para permitir que las pymes puedan avanzar sin necesidad de hacerlo atadas a la banca o a las contadas ayudas y subvenciones públicas de las administraciones.