Sigilo es el cuidadoso silencio que acompaña a algo secreto, algo que no debe desvelarse.
Probablemente la raíz sea latina “sigillum”, en referencia al sello que llevaban los documentos, nadie podía abrirlos salvo su destinatario. O del griego “sigelós” que significa silencioso.
En estos tiempos que corren es difícil torear sin burladero y se hubiese montado un buen belén si el gobierno conservador hubiese ido, sin rodeos, a cambiar el derecho de familia en favor de los hombres.
Por eso se ha hecho sigilosamente.
Vemos cómo el artículo 92 del Código Civil dice lo mismo que siempre. El juez puede otorgar la custodia compartida si los padres llegan a ese acuerdo. Sin acuerdo, también puede adoptarla con informe del ministerio Fiscal y, por último, que no cabe este tipo de custodia si hay denuncias por violencia de género.
A cualquiera que se le pregunte por la calle te diría que en caso de divorcio o separación la guarda de los menores es para la madre, salvo casos excepcionales. Y la gente piensa así, porque eso es lo que ha venido ocurriendo en España desde hace muchos años.
Pero el Tribunal Supremo ha dado un golpe de timón: La custodia compartida ha pasado de ser la excepción a ser la regla general. Se considera que es bueno para los menores que pasen la mitad del tiempo con cada padre y fomenta la cooperación entre progenitores.
Así lo explica la Sentencia del Supremo de 29 de Abril de 2013, recurso 2525/2011. La custodia compartida no es excepcional, es lo normal.
El cambio no es una cuestión menor. Afecta a muchísimas parejas y, a mi juicio, es tema de portada de periódico.
El Gobierno cree que tendrá mucho desgaste si lleva el proyecto de ley al parlamento y, por eso, deja que el Tribunal Supremo legisle.
Ya vimos algo así, hace muchos años, con la ley del aborto e incluso , más recientemente, con las famosas cláusulas suelo de las hipotecas.
Llegados a este punto y como conclusión diré que estoy de acuerdo con el fondo. La custodia compartida debe ser lo norma porque los niños son de su padre y de su madre. Y hoy en día nadie es mejor que nadie.
Pero por qué a escondidas, en silencio y sigilosamente.
Nemesio García González, Abogado
