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Según el Banco Central Europeo, España es el país de la zona Euro que menos gastó el año pasado para hacer frente a la crisis. La recomendación que Mario Dragui hizo a su homólogo francés Emmanuel Macron “Gástate el dinero ahora; si no lo haces ahora, luego será demasiado tarde” no ha llegado, por lo visto, al Gobierno español. La mayoría de los gobiernos europeos habrían invertido cuatro veces más que el español.

La situación de las empresas exige que se aprueben nuevas ayudas contra una crisis más larga de lo esperado, para lo cual presionan desde hace tiempo el Banco de España, los sindicatos, la patronal y el grueso de las formaciones políticas, como apuntábamos en nuestro anterior artículo.

España ha gastado en el ERTE unos 40.000 millones de euros; siendo así que los ICO sólo suponen un respaldo a la financiación bancaria, parece que, según datos del Banco Central Europeo, España está en la cola del ranking en la zona euro. Sin embargo, desde España esta calificación se achaca a un cálculo incorrecto por razón de la distribución de las funciones entre las comunidades autónomas, pero la realidad es que los números cantan y los resultados los tenemos aquí delante.

Por ello, tras el último consejo de ministros, la Ministra Montero defendió la labor realizada por el Gobierno, pero la Vicepresidenta Nadia Calviño se apresuró a anunciar un cambio de rumbo que se centre más en las ayudas directas a las empresas, para contrarrestar los efectos negativos de esta tercera ola. Ello se llevaría a cabo orquestando mecanismos que ayuden a las empresas ‘viables’ a sobrevivir, en palabras de la Vicepresidenta.

El quid de la cuestión está en determinar los parámetros por los que se va a considerar que una empresa es o no ‘viable’; por el momento, no ha trascendido aún, aunque parece que tiene que estar determinado y bien determinado, por cuanto España ya ha presentado en Bruselas el borrador de las medidas en que se van a emplear los fondos a recibir, documento que va a ser examinado con lupa, por cuanto ha de demostrar que aborda de manera eficaz las recomendaciones específicas que la Comisión ha elaborado para cada Estado: Bruselas controlará si el plan supone un impacto duradero y efectivo con costes razonables, y también controlará si se toman medidas para evitar la corrupción y los conflictos de interés.

Aquí, entretanto, la situación bajo el impacto de la tercera ola ha sumido el país en los últimos puestos de recuperación económica del indicador de la OCDE. Se prometen medidas para salvar los próximos meses, a la espera de que actúen las vacunas y lleguen los ansiados fondos europeos. La vicepresidenta Nadia Calviño concretó este lunes que se iban a ampliar cuanto antes las ayudas directas a las empresas; la pregunta es cómo encajan esas ayudas con las propuestas contenidas en el borrador de medidas remitido a Bruselas:

Según comentábamos en nuestro artículo de hace tres semanas, Los fondos que por fin llegan de la UE, el planteamiento parece ser el apoyo a grandes proyectos de transformación, en los que, forzosamente, han de dedicarse el 37% a la lucha contra el cambio climático y el 20% a la transformación digital. Ello supone un vuelco importante. ¿Dónde encajan aquí, pues, los sectores más castigados de la crisis, como son la hostelería, el transporte y los servicios recreativos, de los que España depende de forma significativa? Éstos necesitan que el entorno internacional se recupere, y es de esperar que se recupere solo en cuanto la situación mejore.

Una transformación no se hace en dos días, y hay que preservar el tejido empresarial. Se teme una reacción en cadena, por cuanto las insolvencias empresariales en masa pueden acarrear una mayor debilidad del sector bancario (sí; ese que aún no ha devuelto las ayudas recibidas en la última crisis…), y por ello se insiste en “orquestar mecanismos que ayuden a las empresas ‘viables’ a sobrevivir”. A mayor abundamiento, los planes contenidos en el borrador de medidas presentadas a Bruselas no preveían el mayor hundimiento, si cabe, que ha provocado la tormenta Filomena a principios de año, lo que ha dado al traste con las previsiones con las que se trabajaba.

Así pues, se esperan los Fondos Europeos como agua de mayo para poder revertir la situación, pero falta saber a quiénes le van a llegar, si atendemos al concepto, por determinar, de empresa ‘viable’. Entretanto, vamos a procurar, con paciencia, resiliencia y sensatez, que la mayoría de las empresas puedan ser consideradas ‘viables’.

Juan Núñez – abogado