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El pasado miércoles 6 de junio la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO, por sus siglas en inglés), hizo público un estudio sobre el impacto, alcance y consecuencias económicas de la infracción de los derechos de propiedad intelectual (comercio de productos falsificados y contenidos pirateados) en el mercado de la Unión Europea.

Este estudio ha sido llevado a cabo durante los últimos cinco años por el Observatorio Europeo de Infracciones de los Derechos de Propiedad Intelectual (organismo dependiente de dicha oficina) en colaboración con la Oficina Europea de Patentes (“EPO”, por sus siglas en inglés).

Los resultados del estudio son reveladores: cada año el mercado interior de la Unión deja de ingresar casi 60.000 millones de euros (un 7,5 % del volumen de mercado) debido al tráfico de productos falsificados y contenido pirateado. El estudio concluye que estas infracciones de derechos de propiedad intelectual conllevan, además, una pérdida de 434.000 puestos de trabajo dentro de la Unión.

En lo que respecta a España, el informe estima que el mercado interno ha dejado de ingresar 6.300 millones de euros anuales a causa de los productos falsificados y contenidos pirateados, siendo los sectores más afectados el del textil, calzado y accesorios (más de 2.000 millones de euros de pérdidas) y el farmacéutico (casi 1.500 millones de euros en pérdidas).

Además de los costes directos en pérdida de mercado que afrontan las empresas, el estudio refleja también que las compañías dedican una media de 115.000 euros al año en medidas de prevención, lucha y destrucción de productos falsificados y contenidos pirateados.

Este estudio resulta especialmente interesante en materia de propiedad intelectual pues, además de los datos económicos de la repercusión de estas actividades en el mercado, se analiza de qué manera se infringen los derechos de propiedad intelectual, patentes y marcas registrados en la Unión Europea, lo que facilita la labor de las empresas en la erradicación de estas prácticas.

Así, la EPO afirma que el mercado de falsificaciones se ha diversificado desde las actividades tradicionales centradas en artículos de lujo y marcas de renombre hacia productos farmacéuticos, recambios de automóvil, productos de limpieza, cosméticos y distintos componentes de artículos electrónicos (tales como baterías o pantallas).

Además de la naturaleza de los bienes falsificados, recoge el estudio que también se ha producido un cambio en los métodos de distribución de éstos. Los grandes envíos marítimos de mercancías (todavía el principal método de tráfico de falsificaciones) van dejando paso a un gran volumen de envíos de pequeño tamaño por correo postal.

Por otro lado, como no podía ser de otro modo, el mercado online ha cobrado especial importancia en los últimos años en la medida en que su uso (i) representa un gran ahorro de costes para los infractores, (ii) reduce el riesgo de ser identificados y procesados y (iii) permite una diversificación de mercado que genera ingresos extra a la actividad ilícita (tales como el cobro por publicidad en las páginas web fraudulentas). Sólo en Alemania, España, Suecia y el Reino Unido, el estudio ha detectado 27.870 tiendas virtuales sospechosas de comerciar con productos que infringen los derechos de propiedad intelectual.

Este estudio relaciona, además, el tráfico de productos falsificados y contenidos pirateados con organizaciones criminales radicadas fuera de la Unión dedicadas también a delitos de mayor calado tales como el fraude fiscal, blanqueo de capitales y tráfico de personas, ya que el riesgo‑recompensa de estas actividades en contra de los derechos de propiedad intelectual es mucho más atractivo que el tráfico de drogas, por ejemplo.

Por último, el estudio aporta como dato interesante que los jóvenes europeos no encuentran reprochable la adquisición de productos falsificados o la descarga de contenido pirateado si el precio es atractivo y hay una carencia de contenido lícito disponible.

Autores: Jean-Yves Teindas y Cristina Olesti