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En vacaciones “desconectamos del mundo”, pero no deberíamos hacerlo del todo si no queremos encontrarnos con desagradables sorpresas a la vuelta del verano. Jefes, clientes o compañeros de trabajo tendrán la oportunidad de ver imágenes de las que luego podrías arrepentirte.

Las redes sociales forman parte ya de nuestras vidas, permitiéndonos compartir conocimientos, opiniones, información, sensaciones y entretenimiento. Pero del mismo modo que nosotros las utilizamos también pueden hacerlo nuestros jefes. Dependiendo de lo que hayas decidido publicar o compartir, ellos podrán hacerse una mejor idea de a quién tienen trabajando para ellos.

No debemos olvidar que muchos clientes, antes de contratar los servicios de una empresa, buscan en internet opiniones sobre la misma e incluso sobre muchos de sus empleados. Sin olvidarnos de compañeros que, habiendo visto determinadas fotos comprometedoras podrían hacernos algo menos agradable nuestra convivencia en la oficina.

Desde que internet se ha convertido en el canal de comunicación más utilizado para buscar información, muchas han sido las personas que se han complicado el acceso a determinados puestos de trabajo y otras que directamente los han perdido debido a sus descuidos. Por tanto, debemos asumir que todo lo expuesto afecta directamente al prestigio profesional del empleado y por supuesto, al de la empresa que los contrata.

Pero esta realidad debe orientarse igualmente a salvaguardar el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen reconocida en el art. 18.1 de nuestra Constitución. Por eso, para mantener nuestros derechos y disminuir los posibles daños, conviene prestar atención a estas sugerencias que encontramos en el blog jurídico de Sepín:

1.- Configura bien tu privacidad en Facebook: Por defecto, en esta red social todos los contenidos que subimos son accesibles al público, aunque la persona que esté viendo nuestro perfil no esté ni dado de alta como usuario.

Simplemente con buscar nuestro nombre en Google, uno de los primeros resultados será nuestro perfil en Facebook, a no ser que hayamos cambiado nuestro nombre real por un alias o pseudónimo.

Además, cualquier persona puede etiquetarnos en una foto, lo que significa que esta saldrá en nuestro perfil y cualquier persona podrá verla, sin que nosotros hayamos dado nuestro consentimiento previo.

Por estas razones, y otras más, es importantísimo acceder a la pestaña de privacidad y configurarla, de tal manera que mis publicaciones solo las puedan ver mis amigos, que se necesite mi aprobación para que me etiqueten en fotografías, que nadie pueda publicar en mi biografía, etc.

2.- No subas a las redes sociales fotografías comprometedoras: A muchos les gusta publicar una foto en una playa espectacular con poca ropa, una de sus hijos haciendo un castillo de arena o compartir con sus “amigos” de Facebook o seguidores de Instagram, Pinterest o Flikr una buena noche de desenfreno... Pues bien, es recomendable pensarlo dos veces antes de hacerlo.

Igual que no paseamos por la calle con poca ropa, enseñando “hazañas” a desconocidos y presentándoles a nuestros hijos, no lo hagamos en las Redes Sociales, puesto que es el mayor escaparate del Siglo XXI y es muy difícil controlar el alcance o “viralidad” de esas fotografías, una vez publicadas en Internet.

3.- No tuitees al “tuntún”: Es muy fácil sacar el móvil y publicar en Twitter un comentario algo fuera de tono, compartir con tus followers lo feliz que te sientes de vacaciones con tu familia publicando una foto idílica. Pero, por las mismas razones que expuse anteriormente, es mejor no hacerlo. Muchos son los casos en los que tuiteros se han visto envueltos en problemas, tanto jurídicos, como profesionales y personales, por un tuit desafortunado.

Por tanto, insisto, debemos ser cautos con la información que compartimos en redes sociales.

Y, como último consejo, valga un dicho popular: “No hagas nada de lo que te puedas arrepentir”.

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