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Hemos hablado ya en varias ocasiones de la necesidad de que las empresas incorporen pautas de actuación éticas y de cumplimiento normativo en su seno de conformidad con lo establecido en el Código Penal.

Y ya no es, hoy en día, una mera cuestión de normativa, sino que la sociedad lo demanda; y es ya cuestión de seriedad y prestigio el tener pautas de actuación éticas y de cumplimiento que demuestren efectivamente la implantación de medidas por medio de los cuales la empresa instaure un estilo de trabajo competitivo, pero basado en comportamientos leales, prudentes, ordenados, uniformes, informados, ecológicos, justos y equitativos, respondiendo a valores como seriedad, transparencia, integridad y juego limpio.

El Manual de Prevención de Delitos, en sí mismo, establece las actuaciones necesarias para su implementación; si no se desarrolla con protocolos concretos de actuación y comportamiento, extendiéndolo a la labor de todo el personal, concienciándole sobre la necesidad de su cumplimiento, e implementando los sistemas para su control, el Manual de Prevención de Delitos puede quedar como una mera declaración de intenciones.

Es, por lo tanto, importante que las empresas se comprometan a un Buen Gobierno Corporativo, regulando un proceder ético con respecto a los conflictos de interés, la elección de proveedores, los pagos y los cobros, la política fiscal y de prevención de blanqueo, la identificación de clientes y la protección de datos, la defensa de la propiedad industrial e intelectual y los secretos industriales propios y ajenos; regular racionalmente la circulación de la información interna, la pertenencia a gremios para prevenir infracciones a la libre competencia, uniformizar y documentar los acuerdos y contratos con colaboradores externos, documentar las decisiones, etc. …

Desde esta sección hemos animado reiteradamente a las empresas a pensar en ello seriamente, pues algunas empresas ya se marcan como principio el no relacionarse comercialmente con empresas que no tengan implantados códigos de ética adecuados.

Muchas de estas actuaciones, que se prejuzgan generalmente como un gasto adicional, es el motor de muchos beneficios empresariales y ahorros futuros que no se vislumbran en un principio, pero que, ante el hecho de que estamos abocados a ‘ordenar’ nuestras empresas, representan un acicate añadido.

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Juan Núñez – Abogado