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Durante los últimos años los órganos de administración de las empresas han buscado suplir el descenso de demanda interna del mercado nacional y veían en la internacionalización la panacea para poder mantener el nivel de ventas, expandir su negocio y al fin y al cabo mejorar la cuenta de resultados.

Comenzar un proceso de internacionalización implica la asunción de un compromiso a largo plazo en el que la empresa, con intención de internacionalizarse, debería afrontar un análisis previo tanto interno como externo en función del producto/servicio a exportar y del mercado de destino. No todas las empresas están dispuestas a realizar este análisis interno, ya sea por desconocimiento de su existencia o por tener una falsa seguridad en su capacidad exportadora.

Para culminar con éxito el proceso de internacionalización es necesario saber desde el momento inicial cual es el potencial exportador del que dispone la empresa. Este potencial exportador se mide a través del Diagnostico Potencial de Exportación (DPE), sistema de evaluación que se instrumentaliza mediante un conjunto de cuatro factores, dos internos (empresa y equipo humano) y dos externos (producto Sector/Mercado) que a su vez se dividen en cinco elementos para cada uno de ellos (atractivo del producto, grado de barreras, recursos disponibles, coincidencia estratégica, capacidad de flexibilidad, etc). Una vez analizados los cinco elementos para cada factor se obtiene una puntuación cualitativa que permite, tras la aplicación de una serie de variables, obtener una visión en conjunto del proceso de internacionalización desde el punto de vista de la empresa y ver si la empresa está en condiciones de afrontar el mismo, que carencias tiene y que aspectos internos se deben fortalecer y/o trabajar antes de iniciar el proceso.

El DPE debe ser visto como un requisito imprescindible antes de tomar la decisión de internacionalizarse, puesto que dotará al equipo directivo, responsable último del éxito o fracaso de la internacionalización, de las herramientas y conocimientos necesarios sobre ciertos aspectos de la empresa, de forma que se puedan reforzar aquellas áreas estratégicas para afrontar de manera adecuada las dificultades que la propia internacionalización implica.

Por tanto, el DPE es una herramienta de gran utilidad para conocer el punto de partida del que parte la empresa en el proceso de internacionalización, aportando una valiosa información que reducirá de forma significativa los riesgos, tanto económicos como de imagen, y posibles fracasos que a medio-largo plazo acabarían, con una alta probabilidad, por afectar de forma negativa a la empresa.

En Net Craman tenemos una amplia experiencia en la internacionalización de empresas españolas en mercados extranjeros. Gracias a nuestras oficinas en Asia y Latinoamérica, podemos dar un asesoramiento legal con visión conjunta y perspectiva global a las empresas en su internacionalización, ya sea en una fase inicial mediante la realización de Diagnostico Potencial de Exportación, en la fase intermedia asesorando en la fase de distribución y/o agencia, o en la fase final prestando apoyo en la implantación física en el país en cuestión mediante la apertura de filiales y/o Joint Ventures.

Javier de Vicente

Abogado especializado en derecho mercantil y societario con un perfil nacional e internacional, cuenta con varios años de experiencia asesorando a compañías nacionales y extranjeras de diferentes sectores.