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Es indiscutible la absoluta dependencia que tienen, tanto los particulares, como las empresas de internet. Y lo mismo ocurre con los despachos de abogados. Cada vez es más frecuente que por los Juzgados desfilen menos trolleys llenos de papeles y más carteras con portátil, y es que los abogados nos hemos adaptado a las nuevas tecnologías de una manera apresurada.

Por ello, en los últimos años, los despachos de abogados se han convertido en una presa fácil para hackers, piratas informáticos o ciberdelincuentes ávidos de la información que obra en los servidores, ya sea para utilizarla ellos mismos, venderla o publicarla en internet. Y es que, la información que disponen los despachos de abogados se ha convertido en un caramelo jugoso para los hackers, especialmente si contamos en nuestras filas con clientes que sean grandes empresas, clientes públicos o clientes mediáticos.

La empresa Cisco System, en su informe anual de 2015 sobre seguridad situó a los servicios jurídicos como la séptima actividad empresarial objetivo de los ciberdelincuentes. Y es que, en la sociedad de la información y la comunicación, la información confidencial y el secreto de empresa se han convertido en un valor fundamental que debe ser custodiado y cuidado con especial atención.

Lo queramos o no, los despachos de abogados van detrás de los clientes en cuanto a ciberseguridad se refiere, las empresas de servicios, nuestros clientes, han desarrollado e implementado antes que los despachos, políticas de seguridad informática, y siendo así, ¿por qué un hacker se va a molestar en realizar un trabajo complicado para entrar en el sistema de una empresa con grandes medidas de seguridad informática cuando la información que necesita la puede obtener de una forma sencilla entrando en los servidores de los despachos de abogados que gestionan sus asuntos?

No podemos olvidar que el deber de confidencialidad de un abogado incluye también el preocuparse por desarrollar políticas y procedimientos que permitan custodiar la información confidencial que su cliente le ha trasladado.

Es cierto que actualmente, la plena seguridad en internet no existe, pero es deber del abogado poner todos los medios necesarios para evitar fugas de información tanto propia, como de clientes.

Begoña Fernández