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Me llega semanalmente un resumen de prensa donde leo los títulos de las siguientes noticias:

  • Las autonomías necesitarán 35.000 millones hasta 2030 para gasto social.
  • El Gobierno prevé derogar ya el factor de sostenibilidad de las pensiones.
  • En la próxima década podrían quedar sin cubrir hasta dos millones de puestos de trabajo.
  • El teletrabajo baja un 20% la productividad a pesar de trabajar más horas.

Junto con esta otra:

  • El Producto Interior Bruto (PIB) de España crecería un 5,9% en 2021.

Me apresto en adentrarme en el contenido de dichos títulos, por que hay algo en esta ecuación que no me cuadra…

Las autonomías tienen la mayor carga de sus presupuestos focalizada en las acciones sociales (cerca del 68%), afectado por la crisis sanitaria actual y el impacto a largo plazo del envejecimiento progresivo de la población y la baja tasa de natalidad. Por esta última causa, probablemente asciendan en sanidad geriátrica y dependencia, y desciendan en educación, con todo el efecto negativo que ello supone, a largo plazo, para la recaudación.

El factor de sostenibilidad que había impuesto el Gobierno de Mariano Rajoy en 2011, que ajustaba las jubilaciones a la esperanza de vida, será derogado este mismo año, según el borrador del anteproyecto de la nueva ley de pensiones que se ha difundido, para sustituirlo por un ‘mecanismo de equidad intergeneracional’, que reorganice el sistema a partir de 2027. Todo ello viene a colación con el proyecto de retrasar las jubilaciones y penalizar las prejubilaciones, que entrarán en vigor el próximo 1 de enero.

Y es que la caja ya no da para más, y con el panorama que se avecina, aún menos. Pero toda medida tiene sus ventajas y sus inconvenientes: El retraso en la jubilación provocará un envejecimiento laboral dramático en los próximos años que hará que los trabajadores de entre 55 y 66 años alcancen los 8,7 millones de personas, lo que supone un aumento del 15%. Además, los profesionales de más de 45 años supondrán cerca del 55% de la población activa. Ello, unido a la necesidad de formación técnica de las nuevas generaciones de ‘empleables’ que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia va a generar (y es bueno que así lo haga), y que no tenemos en la juventud que se incorpora al mercado laboral, puede, según el estudio del ManpowerGroup, dejar dos millones de puestos de trabajo vacantes, manteniéndose una alta tasa de desempleo por falta de profesionales.

Parece que tampoco ha ayudado últimamente la productividad de la nueva realidad: un estudio titulado Work from home & productivity concluyo que los empleados en teletrabajo, aunque hayan trabajado más horas, han disminuido su eficiencia con respecto al trabajo presencial desarrollado en un lugar estructurado y físico. Puede ser por el hecho de haber tenido de adaptarse de forma brusca, trabajando en lugares improvisados y no adaptados, y que ahora se vaya equilibrando, si bien la mayoría de los encuestados reconocen que las videoconferencias son más difíciles, menos efectivas y más agotadoras que las reuniones presenciales.

Y con todo ello, por lo visto, tendremos un remonte del 5,9% del PIB en 2021 (después de la espectacular caída del 10,8% en 2020) gracias a la demanda interna. La mayor certidumbre aumentaría el consumo privado y la inversión en la segunda mitad del año, conforme se vayan desplegando los Fondos de la Unión Europea. Pero a mi me parece que lo que se llega a comprar con el dinero de préstamos no te crea directamente riqueza. La Seguridad Social ha abonado 417,2 millones de euros en ayudas por la pandemia a los trabajadores autónomos en el mes de mayo, y desde el inicio de la pandemia, en marzo de 2020, se les ha destinado 9.700 millones de euros, siendo los autónomos un motor fundamental de la recuperación de nuestro país. Además, mantenemos un ejército inmenso de trabajadores en el ERTE.

El factor más positivo con el que podemos contar es el repunte del turismo, pero en eso también tenemos que estas a resultas de lo que los países de procedencia determinen con respecto a sus ciudadanos.

En cualquier caso, el remonte del 5,9% del PIB se me aparece como un efecto rebote, que puede verse afectado por la avalancha de concursos que están por venir y que provocarán grandes saldos de incobrables fallidos, que actualmente se mantienen artificialmente como simples morosos.

Así pues, es tiempo de prudencia y de mucho trabajo y tesón todavía. Saldremos adelante, pero no podemos echar las campanas al vuelo; ni leer unas noticias sin combinarlas con otras…

Juan Núñez – abogado

Fuente: BDabogados

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