Últimamente se está hablando mucho de la próxima reforma laboral que, que en palabras de la Ministra de Trabajo estará publicada en el BOE este año y va a suponer, una gran revolución en el empleo en España.
Por otro lado, desde el ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migración se está gestando una reforma en materia de seguridad social que puede ser especialmente importante en pensiones de jubilación y cotizaciones de los autónomos.
Por tanto, vamos a ver qué aspectos concretos proponen reformar los ministros y si realmente van a contribuir a disminuir la tasa de desempleo, mejorar la precariedad laboral y garantizar el sistema de pensiones.
Si bien se pretende reformar multitud de aspectos los más significativos serían los siguientes:
Se quiere poner el acento en combatir la temporalidad, y para ello se proponen tres tipos de contratos: Uno “estable” para el conjunto de las actividades, otro “temporal” para las que tengan esa naturaleza y uno “de formación” para la inserción en el mercado laboral. Además, se quiere dar una mayor exigencia a la hora de justificar y acreditar la causa de temporalidad con un mayor control por parte de la Inspección de Trabajo.
De entrada, parece dudoso que una reducción del número de contratos contribuya a reducir la temporalidad en un mercado laboral como el español, muy acostumbrado a este tipo de contratos y en un sistema productivo como el que tenemos.
Por otro lado, se prevé la implementación de instrumentos de flexibilidad interna, mediante dos mecanismos (i) de ajuste del tiempo de trabajo ante caídas de la demanda cíclicas o extraordinarias y (ii) de acompañamiento de procesos estructurales de transición en sectores en reconversión. Se quiere aprovechar la experiencia de los ERTEs, que han “amortiguado el impacto de la pandemia” como mecanismo de flexibilidad interna para las empresas. Parece una buena medida, y de hecho se ha propuesto para intentar reducir la temporalidad y evitar despidos. Si se consigue que las empresas puedan adaptarse según sus necesidades de una manera más rápida y menos complicada que la actual, podría ser una medida interesante, no obstante, habrá que ver como se concreta habida cuenta la oposición que seguramente mostrarán Sindicatos.
Como tercera medida mencionar la llamada modernización de la negociación colectiva, esto es, se habla de aspectos como la ultra-actividad de convenios, la relación entre convenios sectoriales y de empresa, los mecanismos de consulta y negociación en los supuestos de modificación sustancial de las condiciones de trabajo. En esta medida en especial será en la negociación real con patronal y sindicatos.
Un cuarto aspecto a tartar es avanzar hacia la equiparación de condiciones entre trabajadores subcontratados y reforzar la responsabilidad de las empresas contratistas o subcontratistas. Tal como ya se está viendo se pretende ir equiparando las condiciones de los trabajadores de las empresas subcontratistas con las de la empresa principal, lo cual incrementará los costes de la subcontratación.
En quinto lugar, mencionar la intención de seguir con la regulación del trabajo de los repartidores a domicilio por parte de las plataformas digitales y en lo que respecta al trabajo a distancia una mayor implicación de la negociación colectiva, trasladando a la norma el contenido de la directiva y, sobre todo, de las últimas sentencias de los tribunales.
Por último, mencionar medidas para eliminar la brecha de género, programas para la inserción laboral de los jóvenes, bonificaciones a la contratación de desempleados y siempre vinculadas a la contratación indefinida, digitalización del SEPE para su modernización y eficiencia y otras. Finalmente, comentar que se descartan planes de abaratamiento del despido y la implantación de la llamada “mochila austríaca”.
En conclusión, la reforma toca muchos aspectos, si bien, de momento tampoco apunta a ser una gran revolución en el mercado de trabajo, sobre todo porque seguramente se buscarán la mayoría de los acuerdos posibles entre los agentes sociales, cosa que lo dificultará. Habrá que ver hasta dónde quiere llegar el Gobierno.
Se prevé en varias etapas y se han dejado los aspectos más controvertidos para el final.
Se abordarían temas como la reforma de las bases máximas y la pensión máxima, el factor de sostenibilidad, el desarrollo de los sistemas de previsión social complementaria entre otros.
En definitiva, se persigue claramente alargar la vida laboral y desincentivar la jubilación anticipada, garantizar la revalorización de las pensiones con el IPC, y en cuanto a los autónomos vincular sus cuotas con sus ingresos, una antigua reivindicación de este colectivo que les puede salir más caro, pero poder mejorar sus pensiones.