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Durante 2017 y 2018 se han publicado las nuevas versiones de los principales estándares de referencia en la gestión de la seguridad alimentaria: BRC, IFS e ISO 22000.



Las tres normas son certificables y están encaminadas a mejorar y garantizar la seguridad en cada una de las etapas de la cadena alimenticia, desde el diseño y producción hasta la distribución de los productos. Nacen de la necesidad de desarrollar normas uniformes que den respuesta a las demandas de los consumidores, la responsabilidad de los distribuidores y el incremento de los requisitos legales. Sin duda, plantean requisitos mucho más exigentes que la norma ISO 9001 de gestión de calidad.

¿Qué norma debo escoger si soy una empresa del sector alimentario?
BRC fue creada por las cadenas de distribución británicas e IFS por empresas de distribución alemanas, francesas e italianas. Ambas son normalmente requeridas por las grandes superficies para poder suministrar productos de marca blanca.

Por su parte, ISO 22000 es un estándar ISO que aplica a toda la cadena alimentaria. Empresas de servicios o que no fabrican para grandes superficies son los destinatarios naturales de esta norma. ISO 22000 por sí sola no está reconocida por la GFSI (Iniciativa Mundial de Seguridad Alimentaria); por ello, las cadenas de distribución francesas colaboraron en la creación del estándar FSSCC 22000, que incluye requisitos adicionales más exigentes para su aceptación en GFSI.

En la práctica, la elección de una u otra norma vendrá determinada muchas veces por la presión que realicen los clientes.

¿Cuáles han sido las principales novedades introducidas?
Todas las normas se revisan cada cierto tiempo para incorporar nuevos requisitos en función de la experiencia adquirida y de nuevas problemáticas o retos de mercado.

FSSCC 22000 publicó su nueva versión 4.1. en julio 2017. Los cambios más relevantes que se introdujeron son la obligación de todas las empresas de someterse a auditorías no anunciadas obligatorias como mínimo cada 3 años, requisitos para luchar contra el fraude alimentario y el food defense (defensa contra los sabotajes en los productos alimentarios).

La norma ISO 22000 se modificó en junio 2018, para armonizarla con sus hermanas ISO 9001, ISO 14001 e ISO 45001. Los cambios más relevantes que podemos observar en esta nueva versión son:

  • Cambio de estructura, similar a las estructuras de alto nivel
  • Se deberá definir el contexto de la organización (entorno, partes interesadas, necesidades y expectativas de éstas…)
  • Necesidad de realizar un análisis de riesgos de la organización (no equivalente al análisis de peligros alimentarios o APPCC)
  • Definir las acciones necesarias para abordar los riesgos y oportunidades detectados
  • Se deberán definir medidas a tomar frente a emergencias, y realizar un simulacro de emergencias.

La nueva versión de IFS (6.1.) entró en vigor el pasado 1 de Julio de 2018. La principal novedad ha sido la inclusión de requisitos en la lucha contra el fraude alimentario, delito que ha experimentado un importante crecimiento en los últimos años.

Finalmente, el pasado mes de agosto se publicó la versión 8 de la norma BRC. El modelo continúa e incrementa sus exigencias en las auditorias a proveedores y en la evaluación de riesgos de las materias primas. Además, incluye un módulo adicional para los productos comercializados.

En la práctica, las tres normas plantean requisitos similares y cada una profundiza en aspectos concretos. Sin duda, son unos estándares rigurosos que pueden ayudar a garantizar la seguridad alimentaria.

ECOGESA, empresa perteneciente a Grupo AddVANTE, está especializada en la definición y mantenimiento de sistemas de gestión en el sector alimentario. Para cualquier duda o ampliación de información puede contactar con Jordi Martínez (jmartinez@ecogesa.net).


Fuente: AddVante

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