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Pixar, Nvidia y Autodesk pueden respirar tranquilos y seguir innovando en el campo de la animación digital al haber evitado una demanda por infracción de patente en los EEUU. El juez Otero, del Tribunal del Distrito Central de California, ha decidido, en su sentencia de 21 de junio de 2016, anular la patente que protegía un algoritmo para colorear píxeles en imágenes digitales y por la que habían sido demandadas.

La patente

Louis A. Coffelt,  Jr. solicitó en 2011 una patente ante la Oficina de Patentes y Marcas de los EEUU sobre un “método para derivar el color de un píxel empleando estereorradianes”. Su solicitud buscaba proteger un método que permite determinar el color de un píxel en una pantalla mediante un algoritmo matemático.

Los examinadores de la Oficina americana plantearon objeciones a la patente, pues, en su opinión, dicho algoritmo no era patentable porque “su resolución puede hacerse por un humano mentalmente o con lápiz y papel”. En vista de este hecho, Coffelt añadió a sus reivindicaciones que el método se implementaría a través de una máquina cualquiera. Sin embargo, esta restricción tampoco fue aceptada, por lo que finalmente incluyó en la patente que el algoritmo debía implementarse por ordenador, para tratar de superar el clásico obstáculo de la patentabilidad de algoritmos y conseguir su concesión. Tuvo éxito y la patente se concedió. A continuación, incluimos el contenido de la única reivindicación independiente:

  1. A method for deriving a pixel color comprising the steps of: a computer calculating a first position vector for a geometric graphic object; a computer calculating a particular steradian region of space; a computer calculating a particular steradian radius of said steradian region of space; a computer calculating that said first position vector is located in said particular steradian region of space; a computer calculating a second position vector for a geometric graphic object; a computer calculating that said second position vector is located in said particular steradian region of space; a computer calculating a length of said first position vector; a computer calculating a length of said second position vector; a computer comparing said first length to said second length; for a first pixel, a computer deriving a pixel color for said first position vector from a result of said length comparison; for a second pixel, a computer deriving a pixel color for said second position vector from a result of said length comparison.

Y es que esta técnica resulta de gran utilidad en el campo de la animación digital, dado que las sombras que podemos observar en las películas de animación no dejan de ser píxeles coloreados y cuanto más preciso sea su coloreado, mayor calidad y realismo se podrá apreciar. La patente fue finalmente concedida el 24 de diciembre de 2013 con la referencia USP nº 8.614.710.

El caso. La demanda.

Con base en su patente, Coffelt demandó en marzo de 2016 a las tecnológicas Nvidia y Autodesk, así como a la conocida empresa de animación Pixar, alegando que éstas infringían su patente con sus técnicas de animación gráfica. En respuesta a su demanda, las empresas se defendieron invocaron la nulidad de su patente, señalando que buscaba proteger “ideas abstractas” y carecía de actividad inventiva.

El caso Alice en Estados Unidos

Bajo la normativa estadounidense, “quienquiera que invente o descubra cualquier proceso, máquina, manufactura o composición de la materia, o bien cualquier mejora de las mismas que sea nueva y útil, podrá obtener una patente sobre ellas” [1]. Sin embargo, la jurisprudencia del Tribunal Supremo americano acotó las materias que pueden ser objeto de patente, excluyendo las “leyes naturales, los fenómenos físicos y las ideas abstractas”[2]. Así, queda claro que un método matemático será considerado como una idea abstracta, y la única posibilidad de obtener protección para el mismo será “si se logra la aplicación de una ley natural para una finalidad nueva y útil [3].

Sin embargo, los EEUU siempre se mostraron favorables a conceder patentes que, por la vía del software, normalmente protegían algoritmos. Este hecho cambió a raíz del Caso Alice[4] (2014), en el que, declarando la nulidad de una patente que implementaba el principio económico del pago intermediado a través de un ordenador, el Tribunal Supremo estableció un test que este tipo de patentes controvertidas debería pasar (Test Alice/Mayo[5]):

  1. ¿Contiene alguna de las reivindicaciones de la patente una idea abstracta?
  2. ¿Contiene la reivindicación un conjunto de elementos que aporte un “elemento inventivo” que permitan determinar que se quiere patentar algo más que la mera idea abstracta?

El razonamiento del juez Otero

Pues bien, el juez Otero, resolviendo sobre la validez de la patente en cuestión, aplica el test Alice/Mayo. Analizando si la reivindicación de la patente en cuestión está destinada a proteger una idea abstracta, se toman en consideración las observaciones del examinador de la Oficina de patentes de EEUU:

En la invención en cuestión, el color del pixel se deriva matemáticamente usando vectores en una región estereorradiante. Las operaciones reivindicadas pueden hacerse por un humano mentalmente o con lápiz y papel”.

Asumiendo esta idea, se cita una sentencia del Tribunal del Circuito Federal, Cybersource Corp. v. Retail Decisions, Inc., (2011), para concluir que “un método que puede ser aplicado únicamente por la mente humana es simplemente una idea abstracta y no puede ser objeto de patente”.

Por otro lado, se constata que la patente no incorpora elementos adicionales con actividad inventiva suficiente como para convertir un mero algoritmo en una invención susceptible de patente. Volviendo al caso Alice, el hecho de reivindicar una idea abstracta que se puede implementar por ordenador no constituye la actividad inventiva necesaria para la patentabilidad.

La patente se anuló.

Conclusión

Esta sentencia viene a confirmar la dificultad de proteger algoritmos mediante patente en Estados Unidos, algo que antes del caso Alice (2014) era mucho más fácil de conseguir. Ahora, tras el caso Alice, la protección en Estados Unidos es casi tan complicada como en Europa. Y es que, como venimos observando desde hace algún tiempo, las consecuencias del caso Alice han sido muy importantes para el sector de las patentes tecnológicas.

La sentencia Pixar declara que el método reivindicado no es patentable, pues busca la mera protección de una idea abstracta. Es posible que Coffelt haya descubierto una fórmula matemática nueva, pero el mero hecho de aplicar dicha idea por ordenador para colorear píxeles no merece la protección reforzada que concede la patente.

En cualquier caso, la sentencia es susceptible de apelación. La seguiremos con interés.

Ignacio González Royo

 

[1] U.S. Code, Title 35 “Patents”, Section 101 “Inventions Patentable”. Traducción propia.

[2] Tribunal Supremo de los EEUU, Diamond v. Chakrabarty, (1980).

[3] Tribunal Supremo de los EEUU, Funk Bros. Seed Co. V. Kalo Inoculant Co., (1948).

[4] Tribunal Supremo de los EEUU, Alice Corporation Pty. Ltd. v. CLS Bank International, (2014).

[5] Test incorporado en la Sentencia del Tribunal Supremo de los EEUU, Mayo Collaborative Services v. Prometheus Laboratories, Inc., (2012)