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La confusión entre patente “versus” monopolio legal, y proceso innovador, es la causa última del fracaso de muy buenas ideas.

El proceso innovador presenta varias etapas, iniciándose en el momento en que al inventor se le “enciende la bombilla”, y finalizando cuando el producto o el servicio se encuentra en la tienda, virtual o no, para su compra o alquiler.

Las agencias de patentes conocemos ampliamente dicho proceso innovador, al ser protagonistas de ciertas etapas del mismo de la mano del inventor o inventores, y ser testigos mudos de otras etapas, en las que percibimos el fracaso de esa invención, la mayoría de las veces por la falta de existencia y/o del conocimiento suficiente de dichas etapas por parte del inventor o inventores.

Como conocida la frase “la información es poder” es la menos temida en cuanto a la hora de lanzarse a la fabricación de un nuevo producto o procedimiento, en la que debe llevarse a cabo una combinación de etapas o recursos, tanto internos como externos, que podemos enumerar, aunque a título de ejemplo y sin que sean limitativos:

·         “Bench marking”

·         Estudios de mercado

·         Análisis de patentes

·         “Workshops” con clientes

·         Conocimientos normativos

A continuación se explican con más detalle cada una de dichas etapas:

- Analizar los productos existentes en el mercado que nuestra invención pretende sustituir es una tarea primordial para hallar cuál es el hecho diferencial que nos distingue de dichos productos, qué novedades aportamos al Estado de la Técnica, y hasta qué punto nuestra invención aporta ventajas que se traduzcan en unos efectos técnicos concretos sobre lo ya conocido.

- Conocer de antemano qué piden o esperan los clientes o consumidores de un nuevo producto tiene la finalidad de orientar al departamento de I+D, y las tareas de laboratorio o experimentación del mismo son asimismo de gran relevancia para poder ensayar, construir y experimentar el nuevo producto; pero en última instancia no es otro que el cliente o consumidor quien elige, chequea, y decide comprar el producto en cuestión.

- Por otro lado, el conocer y analizar las tecnologías relacionadas con el sector tecnológico de la invención desarrolladas por otras empresas es otra tarea de gran importancia a ejercer por las empresas innovadoras, ya que revierte directamente en un ahorro de costes para las mismas al poder decidir si vale o no la pena invertir en un nuevo producto o procedimiento nuevo en función de si dicha invención está ya patentada. En este punto cabe mencionar que el crecimiento del número de patentes en un sector tecnológico determinado marca el dinamismo y la fuerza expansiva de dicho sector.

- Saber lo que piensan los clientes y difundir ideas nuevas, pero ya maduradas, en los primeros estados de desarrollo de un producto es el llamado coloquialmente como “workshops”.

- Finalmente, estar familiarizado y tener unos conocimientos suficientes sobre las distintas normativas que va a tener que cumplir un nuevo producto para ser comercializado en un territorio en concreto, amén de las homologaciones respectivas, es también tarea muy necesaria a efectuar, por cuanto dichos requerimientos pueden influir en el acabado y/o en las características del producto, y de ese modo evitar que el mismo no sea obstaculizado por las llamadas barreras técnicas.

A la vista de todas estas consideraciones, y en tanto en que las agencias de patentes somos partícipes - en mayor o menor grado - de una parte de dicho proceso innovador, debería ser nuestro propósito asesorar y colaborar con el inventor o empresa en todos los aspectos que juegan un papel en el proceso innovador, para que entre todos ayudemos a tirar para adelante los proyectos innovadores y así evitar que finalmente no se queden por el camino.

Por J.A. Morgades, Doctor Ingeniero Industrial y Agente de la Propiedad Industrial