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Alguien en la sala que no haya recibido una lluvia de correos electrónicos recabando su consentimiento para todas aquellas finalidades habidas y por haber? Intuyo que la respuesta es un rotundo NO, salvo que alguno de ustedes se resista aun al maravilloso mundo del 2.0.

Así pues, desde días antes al 25 de mayo de este año, nuestra entidad financiera, la compañía aseguradora de salud y hasta la aplicación de series a la que estamos suscritos, nos informaban de forma abrumadora de un cambio de normativa que les obligaba a recabar nuestro consentimiento para todas aquellas finalidades con las que nuestros datos van a ser tratados, como si el mundo se acabara.

Pues bien, lo cierto y verdad es que, si bien el mundo no terminaba para cualquier hijo de vecino, cualquier operador mercantil puede verse al borde de la quiebra al exponerse a multas de hasta 20.000.000 € o el 4% del Volumen anual de negocio -decantándose la autoridad competente por la cifra de mayor valor- si no informa a sus clientes y contactos de las finalidades con las que van a ser tratados sus datos de carácter personal, siendo en la gran mayoría de los casos obligatorio – se contemplan algunas excepciones- recabar el consentimiento del interesado de forma libre, expresa e inequívoca para cada finalidad del tratamiento.

Así, esta Normativa persigue, entre otros propósitos, que las personas físicas tengan un mayor control sobre cómo, y sobre todo, para qué las empresas toman y tratan sus datos personales, asistiéndole a todo interesado un amplio catálogo de derechos que pueden ejercer contra aquellos operadores mercantiles que estimen están haciendo un tratamiento ilícito de sus datos de carácter personal.

En este sentido, y según la perspectiva con la que se mire, la moraleja es doble:

- De un lado, querido lector, ahora sí y más que nunca, lee con atención la letra pequeña y piensa que si no quieres que te molesten a la hora de la siesta, ahora está en tu mano –y sobre todo en tu consentimiento-evitarlo.

- De otro lado, y para que las empresas sigan prosperando sin que la normativa les corte las alas, “cuando las barbas de tus vecinos veas mojar, pon las tuyas a remojar” ¿Cómo? Poniendo en manos de profesionales expertos la adaptación al nuevo Reglamento Europeo de Protección de datos, dejando atrás las temidas sanciones.

Inmaculada Gómez