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Lamentablemente no todos los procesos de divorcio son todo lo amable que uno desearía, hay una parte de ellos, incuantificable, que dejan secuelas en el trato ya que se han producido de manera traumática para una o ambas partes y derivan en una situación conflictiva en la relación post divorcio.

Además de los niños, que son los damnificados directos, también hay todo un entorno familiar de padres/madres  y abuelos que se ven envueltos en esta dinámica. La propia naturaleza de la situación ya nos indica que el momento de entrega / recogida o de la visita de los niños con el progenitor o abuelos va a ser un momento de tensión que puede agravar aún más si cabe la situación.

Con este fin y para evitar ese delicado momento se crearon los PEF (Puntos de Encuentro Familiar) este espacio neutral  ejerce la figura de lugar de visita, por parte de los familiares que no conviven con el menor, en un marco vigilado y controlado por profesionales que son los que van a tutelar por la seguridad del niño/a y la normalidad de un encuentro que debería ser de alegría y cariño pero que a veces se puede convertir en un blanco de ira y reproches.

El entorno de este punto de encuentro es totalmente viable desde el objetivo jurídico, social y psicológico.

Los PEF también suelen fijarse como el punto de intercambio cuando un menor va a ser recogido por su progenitor para cumplir con su régimen de visitas y la relación entre los divorciados es altamente conflictiva.

El acceso a este servicio debe ser siempre derivado de una sentencia judicial o por petición expresa de un órgano administrativo competente en casos de protección del menor.

Hasta no hace mucho tiempo atrás este punto de encuentro era una comisaría de policía o de la Guardia Civil algo que ahora, visto en perspectiva, nos da la pauta de la gravedad de la situación por la que tenía que pasar el menor en este proceso.

Fue en el año 1994 cuando la Asociación para la Protección del Menor en los Procesos de Separación de sus Progenitores (APROME) crea el primer punto de encuentro en Valladolid, siendo pionero en el territorio español. Actualmente hay  aproximadamente unos 130 PEF repartidos entre todas las comunidades.

El establecimiento de estos PEF persigue una  finalidad, que el régimen de visitas no se convierta en un problema de seguridad, tanto del menor como del progenitor vulnerable.