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Muchas empresas no disponen de presupuesto para aumentar el salario de sus empleados, pero en cambio quieren que la plantilla esté motivada. Pues bien, ofrecer determinadas retribuciones en especie puede ser una buena alternativa para conseguir ambos objetivos.

Así, cabe la posibilidad de proponer a los empleados cambiar parte de sus retribuciones dinerarias por retribuciones en especie. Por ejemplo, que un empleado que gana 30.000 euros en metálico cambie el tipo de retribución y pase a cobrar 27.500 euros en metálico y 2.500 euros en especie. La ventaja de este cambio está en la tributación:

  • En concreto, algunas retribuciones en especie no tributan en el IRPF de los beneficiarios (seguros de enfermedad, cheque transporte, ticket restaurante, servicios de guardería, cursos de formación, etc.). Ese ahorro en el IRPF constituirá un mayor efectivo del que dispondrán los empleados (por lo que, indirectamente, será un aumento salarial).
  • La empresa no tendrá ningún incremento de costes. De hecho, éstos serán los mismos, ya que el salario en especie también cotiza a la Seguridad Social (tanto si se ofrece como sustitución de parte del salario en metálico como si se ofrece como alternativa a un aumento salarial).

En todo caso, la adhesión de los trabajadores a estos “planes de retribución flexible” es voluntaria (ya que supone un cambio de las condiciones laborales). Y tenga en cuenta también que las retribuciones en especie que satisfaga no podrán ser superiores al 30% de la retribución total del trabajador.

Fuente: Pleta Auditores

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