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Pocas cosas molestan más que los ruidos en medio de la noche interrumpiendo el descanso. Los hay de todo tipo y estridencias pero uno, en concreto, nos puede dejar toda la noche en vela, los ladridos de un perro.

Si a la alteración del sueño le añadimos la cadencia del ladrido, la intensidad y que además puede ir intercalado de apagados aullidos, el cóctel resultante puede ser desesperante.

¿Qué hacer ante una situación como la descrita? Vaya por delante que si se produce en horario nocturno, exactamente entre las 22 y las 8hrs podemos poner una denuncia por alteración del descanso exigiendo el cese inmediato de la acción perturbadora.

Hay infinidad de casos donde se han impuesto multas a los propietarios por esta razón, y no precisamente baratas.

Es difícil mantener la cordura ante un hecho similar y sólo aquellos que lo han padecido dan fe del incordio soportado, pero lo aconsejable es tratar de solucionar lo pasado por la vía del dialogo y evitar que se repita en el futuro.

Lo normal es hablar con el propietario del can, ya que el perro no tiene la culpa de “su” comportamiento que es meramente instintivo. Puede sentirse sólo, tener miedo o estar a la defensiva por exceso de celo y su expresividad emocional lo lleva a ladrar. Por consiguiente debemos tratar de razonar conjuntamente con su propietario para evitar que esta situación se repita anticipándonos a los hechos. Incluso en el mercado hay artilugios como collares anti ladridos que pueden ser una solución.

Si hemos agotado la vía del diálogo y por alguna causa no surte efecto entonces debemos denunciar ante la policía local este comportamiento. Es posible que cuando lleguen al lugar de los hechos hayan cesado momentáneamente los ruidos por eso es conveniente grabar unos segundos para dar fe de los mismos.

En la mayoría de los casos la propia policía trata de poner remedio al asunto pero a veces es imposible, quizás por la ausencia de los moradores, entonces es cuando levanta el acta correspondiente que deriva en una denuncia. Incluso puede sumar el agravante de abandono de ser vivo (perro) si por ejemplo el dueño se ausentó por unos días de fin de semana.

Hay jurisprudencia al respecto sobre casos que este sobresalto en el descanso nocturno ha ido creciendo hasta una reclamación económica por daños psíquicos.

En Ibisum Advocats tratamos todo tipo de casos que alteren la convivencia ciudadana y este puede ser uno de ellos.

Fuente: Ibisum Advocats i Consultors

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