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Detrás del emprendimiento social existe una vocación personal por aportar un bien añadido a la comunidad a través de valores éticos que siempre ponen el acento en lo humano. Los emprendedores sociales tienen el poder de cambiar el mundo gracias a un trabajo que está acompañado de valores.

El emprendimiento siempre es el resultado de una inquietud, sin embargo, si quieres ser un emprendedor social es todavía más determinante que descubras cuál es tu verdadera pasión, qué es aquello que te motiva tanto como para dedicar gran parte de tu vida a este proyecto.

Para triunfar en este sector no siempre es necesario hacer algo totalmente novedoso, inventar algo nuevo. Simplemente, puedes hacer de distinto modo algo que ya se está haciendo actualmente. Es muy importante que encuentres inspiración en referentes sociales a quienes admires por su actitud y capacidad para hacer posible lo difícil.

Referencias que debes tener para ser un buen emprendedor social

Si tienes previsto emprender a nivel social, estos seis consejos útiles te ayudarán a alcanzar tu objetivo con éxito. Estos seis tips están inspirados en la filosofía de trabajo de Tom Ravenscroft, fundador de Enabling Enterprise:

1. Guarda el equilibrio de la proporción en la toma de decisiones porque esta perspectiva te permite buscar el equilibrio entre la teoría y la vertiente práctica de cada paso. Pero además, este criterio también te ayuda a mantener el sentido común en la organización de tu negocio. Tómate tu tiempo para valorar las ideas en perspectiva porque aquella opción que pudo parecerte muy buena en un primer momento puede no ser tan perfecta cuando la analizas desde una óptica del contexto total.

El camino de la empresa puede resultar un tanto complicado en ciertos momentos; por esta razón, busca dar prioridad a lo que resulta más simple en tu plan de acción. Es decir, concéntrate en tu idea de negocio y en los recursos disponibles con una perspectiva de futuro alcanzable.

2. Desarrolla el sentido saludable de la ambición. Si un emprendedor social tiene desconfianza en las posibilidades de su negocio, está limitando su propio potencial haciéndose el boicot a sí mismo. Es muy importante que tengas un sentido positivo de la ambición, no solo por creer en tu idea sino también por confiar en tus posibilidades para llevarla a cabo ahora. Sin embargo, lo más importante es que priorices el éxito de tu organización, más allá de tu propia vanidad personal. Para ello, define objetivos específicos, concretos y realistas que supongan un estímulo para salir fuera de la zona de confort. Plantea objetivos con los que tu organización alcance el ideal con el que nació en un primer momento.

3. Mide el impacto de tus acciones después de haberlas puesto en práctica. Es muy importante que una vez que te hayas planteado tus objetivos y elaborado un plan de acción, hagas un seguimiento de tus acciones para evaluar el impacto real que han tenido en términos cuantitativos. Esto te ayuda a identificar las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de tu plan de acción con el fin de hacer un mejor uso de los recursos disponibles en el futuro. Los recursos de una empresa social son, en muchos casos, muy limitados. Especialmente, al principio de su andadura. Por esta razón, es esencial gestionarlos de forma óptima porque esta medida es directamente proporcional al éxito potencial de la entidad.

4. Recuerda cuál fue el propósito inicial que dio origen a la empresa, cuando fue el motivo de esta experiencia. Una empresa social está en un proceso de transformación constante. Interactúa con el entorno del que forma parte. Por esta razón, es conveniente que de modo habitual conectes mentalmente con aquella vocación inicial de tu proyecto para mantener viva la esencia original. Sin embargo, eso no significa hacer siempre las cosas del mismo modo porque en ese caso, no puedes evolucionar. Busca nuevas fórmulas que sumen un valor a tu negocio y que conecten con tu filosofía de trabajo. Este punto conecta de forma directa con el consejo número 2 de tener un alto sentido de la ambición.

Es indispensable que superes el miedo al cambio ya que la sociedad en sí misma evoluciona cada día hacia nuevos paradigmas. Por tanto, ante esta realidad adopta una actitud de concentrar tus esfuerzos en aquellos aspectos de tu organización que sí puedes controlar de un modo previsible a través de una gestión eficaz.

5. Fomenta el espíritu de equipo en tu organización, selecciona a los mejores profesionales para crear talento en tu negocio. Los verdaderos éxitos son aquellos que están respaldados por el valor del equipo en el que cada persona suma gracias a las tareas que lleva a cabo en su desempeño diario. Por tanto, desarrolla un liderazgo para que cada persona llegue a ser la mejor versión de sí misma en la jornada de trabajo.

La base de cualquier empresa social es el cuidado de las personas, por encima incluso de las expectativas del beneficio económico. Esto supone que la felicidad es un bien presente en la oficina. Por tanto, para alcanzar el éxito es fundamental tener en cuenta las circunstancias de cada cual fijándote siempre en el bien común de un equipo que debes ver como un sistema único.

Evita convertirte en ese líder-padre que no deja crecer a sus subordinados. Aprende a delegar con confianza, para lo que te hace falta capacitar a tu gente. ¿Cómo? Invirtiendo en formación de empresa.

6. Buscar el contacto con la realidad. Es muy importante que estés siempre al tanto de la realidad a través de la comunicación con tu equipo, la lectura de la prensa del día e incluso, las conversaciones con tus amigos. Es esencial que fomentes el uso de las redes de telecomunicaciones, leas libros de tu sector profesional, asistas a eventos de cómo enseñar en tiempo récord y consultes revistas especializadas porque todo esto te aporta una visión complementaria a la que tú puedes tener en muchos momentos. Activa tu mente para incorporar nuevas ideas y desterrar aquellas que están limitando tu éxito potencial.

En el contexto laboral actual siempre están surgiendo nuevas formas societarias de economía social. Aprovéchalas.