Un error nunca ocurre de forma aislada. Si algo pasa, puede volver a pasar…y aumentado
A mediados del año 2018 Apple hizo público un error en el IOS por el cual, al usar el sistema de llamada FaceTime, y antes de que el receptor aceptase la llamada, podía tenerse acceso al micrófono del destinatario y oir así sus conversaciones. Por supuesto que el error fue corregido, a través de una actualización periódica del software, pero sembró la enésima duda acerca de si es realmente posible conciliar “privacidad” y uso de tecnologías y comunicación cada vez más avanzadas y de consumo masivo.
Con independencia de lo anecdótico del asunto, los expertos en Cyberseguridad plantean las siguientes dudas:
La rapidez de los avances en tecnología de la comunicación TIC en pocas décadas ha permitido que la sociedad disfrute de avances cada vez más útiles y cómodos para la vida diaria. Pero descuidando, sin duda, el progresivo y constante deterioro y pérdida de privacidad. Como si hubiéramos aceptado que una cosa conllevaba necesariamente la otra.
Comienza sin embargo a generalizarse una cultura, todavía muy deficiente, de la ciber-higiene y de la mentalización hacia todo lo negativo que circula en la red.
Deberíamos formularnos las siguientes reflexiones:
Desde las autoridades se nos exigen cada vez más normas de obligado cumplimiento para proteger la privacidad (normalmente de terceros pero no tanto la nuestra), pero no se hace ningún esfuerzo en fomentar, promocionar e incluso ayudar a las organizaciones (profesionales, PYMES y demás empresas) a que modernicen sus equipos frente al robo de datos.
Recordemos que hace pocos años, un conocido despacho de abogados de Madrid padeció el robo de unos datos sensibles sobre determinados deportistas, que acto seguido desencadenaron una avalancha de acusaciones de evasión fiscal por parte de las autoridad tributarias.
¿Casualidad o comercio ilícito de datos? En ese caso, ¿Podemos estar seguros de que quien roba y vende esos datos no tiene clientes inconfesables? …