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El patent box, o «reducción de las rentas procedentes de determinados activos intangibles», es de los pocos beneficios fiscales que, tras más de una década de reformas constantes desde su introducción, parece tener vocación de permanencia, máxime cuando casi la totalidad de países de la OCDE cuentan con este tipo de incentivos y no se plantean su supresión, sino su perfeccionamiento.

Se perfila como un interesante beneficio fiscal para todas aquellas empresas que se planteen poner en el mercado sus activos de propiedad intelectual y del software avanzado, ya sea en régimen de cesión del derecho de uso o explotación, o por transmisión.

Encuadrado entre los incentivos a la investigación y desarrollo e introducido en España en 2008, las críticas del Foro sobre Prácticas Fiscales Perniciosas a nuestra regulación (por considerar que no estimulaba la creación de intangibles sino solo el ahorro fiscal) han ido motivando sucesivas reformas, con el objetivo de implementar los acuerdos de la OCDE en el seno del plan de acción BEPS (erosión de bases y traslados de beneficios).

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Jéssica Cano
Counsel del Departamento Fiscal