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La publicidad es una herramienta o mecanismo de promoción de productos o servicios, que bien utilizados puede generar beneficios para la marca o entidad, ya sean económicos o reputaciones.

Es un hecho bastante recurrente que las acciones publicitarias hagan uso de la imagen de la mujer para promocionar y, comercializar sus productos, hasta aquí todo licito. Ahora bien, ¿Cuándo puede ser tachada de ilícita el uso de la mujer en la publicidad? ¿Dónde están los límites?

De acuerdo con las previsiones legales, uno de los límites lo encontramos en la publicidad ilícita, pues será considerada como tal, los anuncios que presenten a las mujeres de forma vejatoria o discriminatoria, como mero objeto desvinculado del producto que se pretende promocionar.

Las técnicas, herramientas y mecanismos de los que se vale la industria publicitaria para atraer la atención del público consumidor, puede en ocasiones además de quebrantar la ética, transgredir los límites de lo lícito.

El lanzamiento de acciones que supongan la cosificación de la mujer, haciendo uso de publicidad en la que se presente a la mujer como un objeto totalmente desvinculado del producto, se ha dado y, se sigue observando en numerosas ocasiones.

No son pocas las entidades que se han visto obligadas a retirar ciertas campañas publicitarias, bien por presión social o bien por intervención de organismos.

Un claro ejemplo es la campaña de “Dolce & Gabbana” en el año 2007 (https://www.trendencias.com/publicidad/polemico-anuncio-de-dolce-gabbana), en la que la mujer aparece totalmente desvinculada del producto, representando su cuerpo como mero objeto. Las numerosas críticas recibidas, así como la presión de colectivos e instituciones, desembocó en la retirada de toda una campaña publicitaria, tras un enorme desembolso económico y, la mala reputación que puede incidir en la imagen de la marca.

En definitiva, la mala gestión o la ausencia de asesoramiento, en cuanto a las previsiones legales existentes en materia de publicidad puede repercutir en una marca de manera muy negativa, no solo el coste económico por la retirada de una campaña, sino también generando un daño reputacional grave para la compañía.

Macarena Bautista