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Indudablemente, la gran diferencia entre la grafología del siglo XXI y cómo se planteaba esta disciplina en otras épocas tiene que ver con la generalización de sistemas informáticos o digitales de escritura. Es cierto que el formato manuscrito no ha desaparecido, pero cada vez se reduce más el ámbito en el que se utiliza esta práctica. La Grafología necesariamente ha tenido que adaptarse a ese y otros cambios para seguir vigente. Esas actualizaciones son las que analizamos en este artículo.

La Grafología analiza las elecciones tipográficas de las TICs

Durante siglos, los grafólogos han centrado sus estudios en analizar los distintos elementos que intervienen en la escritura manuscrita: presión, velocidad, ritmo, inclinación o continuidad. Y, por supuesto, la morfología de la grafía (cuerpo, predominio de rasgos verticales o sinuosos, tamaño, espaciado…). Es lógico pensar que toda esa información se pierde cuando tecleamos en un ordenador u otro dispositivo nuestros documentos.

Pero eso no implica que el autor de un escrito no deje siempre una huella de su personalidad en sus textos. Aquí es dónde entra la actualización de la Grafología. Uno de los nuevos focos de su atención se centra en las elecciones tipográficas que todos hacemos al escribir un mensaje o texto usando cualquier tecnología. Estos son los puntos claves en los que se centra:

  • Familias de letras elegidas
  • Uso de variantes, como la cursiva, la negrita y el subrayado
  • La forma de puntuar: comas, puntos, signos de exclamación, utilización de entrecomillados…
  • El uso de colores distintos de tinta cuando se imprime el documento.

La distribución de márgenes y espacios

Este es un elemento especialmente significativo en Grafología. A simple vista, no hace falta ser un profesional para llegar a la conclusión de que las personas que escriben de forma ordenada, separando visualmente los párrafos, dejando huecos en blanco y manteniendo una estructura jerárquica que facilita la lectura, responden a personalidades reflexivas y organizadas. Por el contrario, los autores de textos apelotonados están poniendo de manifiesto que ese mismo caos los define.

Pero es que, además, en la grafología tradicional hay todo un significado relacionado exclusivamente con el análisis de los márgenes. Todo documento se divide, para realizar cualquier análisis grafológico, en varias zonas horizontales (tomando el tercio como medida de separación):

  • El tercio superior se relaciona con el plano psíquico, lo que Freud definió como el “Súper Yo”.
  • La parte central es la que representa los sentimientos y las emociones. Siguiendo la clasificación de Freud, sería el “Yo”
  • La zona inferior se corresponde con la faceta más práctica, la que tiene que ver con las necesidades vitales y materiales. El “Ello” freudiano.

Para completar, también hay una diferenciación por áreas haciendo la división en vertical, siguiendo la secuencia de izquierda hacia la derecha. Todas estas indicaciones son también válidas en la Grafología actual, la que estudia textos no manuscritos.

Los servicios de Peritos Calígrafos Judicial incluyen, como no podía ser de otra forma, la Grafología como uno de los pilares de nuestros estudios. Por supuesto, habiendo incorporado todas las actualizaciones que nos permiten ofrecer resultados contrastados y más que fiables. ¡Consúltanos en nuestra web!

Fuente: Peritos Calígrafos Judiciales

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