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La historia se remonta, más o menos, al año 2015 y 2016 a.C. y el país imaginario, al parecer, se denominaba Catalina.

Se refiere el cuento a la importante actividad que, en ese imaginario país, hacían unos profesionales que se llamaban MÉDICOS PERITOS y que era de gran importancia para valorar el daño corporal que habían sufrido las víctimas en accidentes de su trabajo o al ser atropellados por carros o cuadrigas o en cualquier otra actividad de las que en aquella época existían.

En las excavaciones de ese país se encontró un mosaico con la inscripción de una GRAN DOCTORA, que vivía en una Comunidad muy próxima a Catalina, que había definido en sus obras cuál debía ser la verdadera y auténtica actividad y virtud del MÉDICO PERITO (le gustaba mucho escribir a esa Doctora y publicó un libro muy interesante sobre una nueva Ley que se había promulgado en aquella época) y decía que el MÉDICO PERITO era o debía ser:

«El médico que aporta sus conocimientos y actuaciones médicas y médico legales necesarios, para asesorar o auxiliar a la justicia, en la resolución de los problemas médicos con repercusión jurídica: la reconstrucción de los hechos, sus causas y/o sus consecuencias, a través de su informe pericial y/o aclaraciones en el juicio oral, que deben estar presididos por el razonamiento científico y la objetividad e IMPARCIALIDAD, así como por el sentido común y claridad en sus exposiciones, que implican unas cualidades humanas y científicas imprescindibles para alcanzar la convicción de la verdad de las partes o de los jueces».

En aquella época antepasada había víctimas que tenían «mucha cara» pues intentaban que les valoraran más de lo que tenían, pero, también había corporaciones o gremios (que cobraban por asumir riesgos) que tenían la obligación de pagar los daños causados y tenían «tanta o más cara que esas víctimas» pues intentaban no pagar o pagar menos de lo que realmente correspondía, a veces, diciendo que el «carro o cuadriga» iba muy despacio y no había podido hacer daño (aunque el «carro» tuviera dos o cuatro caballos y mucho peso y fuera cargado de mercancías) y, otras veces, trataban de ocultar la valoración que había efectuado el médico perito que ellos mismos habían contratado.

Era tan injusto lo que hacían las víctimas como lo que hacían los gremios, y se pudo saber que, muchas veces, este comportamiento lo hacían por estar mal o muy mal asesorados por otros profesionales que estaban especializados en leyes y que intentaban inflar o desinflar lo sucedido.

Y había también en aquella época unos funcionarios que, según demuestran las excavaciones realizadas y los mosaicos encontrados, estaban al servicio del Estado y también hacían de médico perito, aunque a ellos se les llamaba de otra forma, pues asesoraban a los jueces en sus decisiones.

Esos funcionarios aparecían siempre en las resoluciones judiciales como objetivos e imparciales (aunque yo creo que los otros médicos peritos también lo eran o lo debían de ser) y, normalmente, sus dictámenes eran muy respetados, incluso, hasta cuando utilizaban de forma inadecuada un papiro que, al parecer, se le llamaba “protocolo”, el cual habían elaborado en una reunión en una impresionante Torre que existía en Catalina, y que era propiedad de uno de esos Gremios.

Eso sí, no consta que en las reuniones para confeccionar ese papiro se invitara a ningún médico perito en representación de las víctimas y si, en cambio, había muchos representantes de varios Gremios que decidieron que lo mejor era valorar las lesiones de una forma genérica, y no individualizando las circunstancias concretas de cada víctima.

Al parecer, y antes de que se publicara una NUEVA LEY, todo funcionaba más o menos bien con los médicos peritos de los Gremios valorando y con los médicos peritos funcionarios que también lo hacían. Entre unos y otros las cosas salían razonablemente bien y cuando una víctima no gustaba de esos dictámenes, buscaba otro médico perito para intentar convencer al Juez.

De repente, un grupo de personas, la mayoría juristas, se dedicaron a elaborar una NUEVA LEY, pensando que las cosas se podían mejorar y que las víctimas serían así mejor indemnizadas.

Dio la casualidad, que en aquella época, también cambiaron otras leyes para que en muchos casos no se tuviera que acudir a los Tribunales y no hiciera falta que tuvieran que intervenir en tantas ocasiones los médicos peritos funcionarios. Pensaron que, de este modo, favorecían a los otros médicos peritos privados que podrían tener más trabajo, que podían ganar más dinero, y que iban a valorar de forma absolutamente objetiva e IMPARCIAL.

Incluso, al elaborar esa NUEVA LEY, se les ocurrió a esos Juristas (uno de ellos bastante TONTO que al parecer representaba a las víctimas) que lo mejor era crear un nuevo sistema que se llegó a llamar «CUERPO por PAPEL«.

Según el citado sistema, la víctima se dejaba visitar por el médico perito designado por el Gremio al que correspondía el carro o cuadriga y, a cambio, esa víctima iba a recibir un papel donde constaría toda la valoración de sus lesiones, los días de dolor, sus secuelas, el valor de las mismas, sus afectaciones profesionales, y un largo detalle de todas las circunstancias en que afectara a la víctima esa lesión.

Cuando la Ley llegó al Parlamento de ese país imaginario, incluso, se hizo constar de forma muy expresa una serie de cuestiones de gran importancia:

1.Que el médico perito designado por el Gremio debía facilitar el informe de valoración a la víctima.
2.Que el médico perito designado por el Gremio debía facilitar el informe ajustado a las normas de la Ley (tipo de días, secuelas, puntuación…)
3.Que la valoración era un criterio clínico, es decir, del médico perito y que no podían hacerlo administrativos ni juristas.

Incluso, a ese jurista bastante TONTO que representaba a las víctimas, se le ocurrió opinar favorablemente sobre un artículo en esa nueva Ley que obligada al Gremio a facilitar una copia del informe del médico perito al realizar su oferta de compensación, en aquellos casos en que el médico perito no se lo hubiera todavía facilitado antes a la víctima atropellada por el carro o cuadriga.

En los últimos mosaicos encontrados en las excavaciones de ese país imaginario, se ha podido ver que UN AÑO DESPUÉS de que aquella Ley se publicara, a las víctimas se les tomaba el pelo de una forma absoluta y nadie o casi nadie cumplía la Ley. Los médicos peritos designados por los Gremios que, antes de la nueva Ley realizaban unas valoraciones muy razonables, de repente, cambiaron su comportamiento y empezaron a ocurrir cosas muy, pero que muy curiosas…

En algún mosaico se habla de reuniones secretas, donde algunos médicos peritos recibieron mensajes muy claros sobre cómo debían de valorar y que, además, si no hacían lo que les recomendaban que debían hacer a la hora de valorar, podían verse con la sorpresa de no recibir más encargos….y se les prohibía que cumplieran con determinados aspectos de la citada Ley, en especial, no podían facilitar copia auténtica de su informe de valoración, no debían puntuar las secuelas, no tenían que determinar el tipo de días….

En otros mosaicos se ven cosas todavía más curiosas como que médicos peritos que eran excelentes profesionales y que llevaban muchos años colaborando con los Gremios, quizás, por no haber asistido a las reuniones secretas o, quizás, por no haber hecho caso de las recomendaciones, de repente, empezaron a intervenir mucho menos en accidentes con lesionados. Sin embargo, otros peritos médicos empezaron a recibir más y más encargos y, solo por casualidad, esos que ahora recibían más y más encargos emitían dictámenes que nunca eran del gusto de las víctimas, las cuales después de la NUEVA LEY siempre se recuperaban sin secuelas y con una gran rapidez…con muy pocos días de dolor.

Y de golpe, con la NUEVA LEY desaparecían las secuelas por arte de magia como si la NUEVA LEY hubiera sido un medicamento maravilloso y los que hacían esas recetas de curación rápida y sin secuelas, tenían cada vez más trabajo, mientras que los otros peritos, los que valoraban secuelas, se quedaban sin trabajo y cada vez se encargaban menos y menos asuntos para valorar.

También se encontró un mosaico donde se explicaba que si no te gustaba el informe de valoración podías acudir al médico perito funcionario. Algunos de estos funcionarios, que se habían aprendido la nueva Ley muy bien, hacían justos y muy correctos informes pero, lamentablemente, había también alguno que no quería laborar y cuando se le preguntaba si eran 80 días de dolor (que consideraba la víctima) o 60 días de dolor (que consideraba el Gremio), contestaba que el dolor solo había sido de 5 días y conseguía no trabajar pues ya nadie quería volver a consultar. E incluso, había alguno que seguía utilizando, después de publicarse la nueva Ley, aquel viejo “protocolo” que no tenía ningún valor; curioso que siendo funcionario no respetara la Ley.

En otro mosaico encontrado, se hablaba de que las Asociaciones de Médicos Peritos que existían en aquella época, no hicieron mucho para solucionar estas cuestiones ni crearon un informe que fuera por triplicado como se hacía en un país vecino a Catalina (al parecer era la Galia donde se entregaba copia para la víctima, copia exacta para el Gremio y copia para el propio médico perito), aunque era una vox populi en aquella época que esto estaba pasando…. Los meses transcurrían y nadie hacía nada o mucho para arreglarlo.

Ocurrió que, al cumplirse un año de aquella Ley, empezaron a llover demandas y más demandas en los Tribunales y empezaron a moverse las cosas y se empezaron a recoger firmas y más firmas de juristas, de víctimas, de asociaciones e, incluso, de algún médico perito que dejó de serlo por su edad o por su cansancio.

Llegaron anónimos que explicaban el contenido de esas reuniones secretas y se conocieron instrucciones concretas y se supo que los informes que se emitían no eran los que después recibían las víctimas. En definitiva, empezó a salir a la luz el contenido de muchas cosas y, de repente, un movimiento social muy importante planteó en el Parlamento de aquel país que no podía mantenerse aquella situación, y surgieron algunas preguntas:

¿No sería mucho mejor que todos los informes los hiciesen los médicos peritos funcionarios que no cobran de los Gremios?
¿Debían ser los Gremios los que contratasen a los médicos peritos para que valoraran según lo que ellos querían después pagar?
¿Sería verdad aquel refrán de que «quien paga manda”?

En otro mosaico encontrado existe la anotación de una noticia de aquella época donde se relata que una gran cantidad de médicos peritos se quedaron sin trabajo después de una decisión que tomó el Parlamento. Los Tribunales de la época empezaron a desconfiar de la IMPARCIALIDAD de determinados peritos y se enteraron del contenido de esas reuniones secretas, de esas recomendaciones que habían recibido, y de su continua presencia en Juicios y más Juicios, dado que sus dictámenes no servían para llegar a ningún acuerdo amistoso y, finalmente, todo terminaba en juicio.

Solo los que habían sido AUTÉNTICAMENTE IMPARCIALES, ya fuera colaborando en esa IMPORTANTÍSIMA LABOR para los Gremios o para las víctimas, pudieron continuar trabajando pues la inicial indiferencia de la sociedad en el primer año de aquella NUEVA LEY cambió por los abusos que se cometieron y contribuyó a desperezar la conciencia de muchas personas.

Se generó un nivel tal de indignación que hizo necesario un compromiso por la ética y un rechazo explícito de aquellos que perdieron los GRANDES VALORES que estaban incluidos en la definición de médico perito de aquella GRAN DOCTORA.

En el ÚLTIMO mosaico encontrado se ve que justo un año después de la entrada en vigor de aquella Ley, se iniciaron una serie de acciones contra las injusticias, se potenció la formación y se divulgó que en aquella nueva ley también existían las secuelas, incluso, para los traumatismos menores, que existían también las secuelas temporales y que debían de valorarse, pues LA LEY GUSTARA O NO GUSTARA SE TENÍA QUE CUMPLIR, incluso en Catalina, y que debían de terminar los abusos del poder del dinero y el atropello de los derechos de las víctimas, pues la NUEVA LEY era para mejorar sus derechos y no para empeorarlos, como había pasado desgraciadamente durante el primer año de su aplicación, y a partir de ese momento los MÉDICOS PERITOS QUE SIGUIERON TRABAJANDO EMPEZARON A FACILITAR UNA COPIA EXACTA DEL INFORME QUE REALIZABAN Y SE AJUSTARON A LAS NORMAS DE AQUELLA LEY, actuando con absoluta IMPARCIALIDAD.