En este artículo vamos a hablar de la importancia de un profesiograma en el campo de la incapacidad permanente, desde el punto de vista de las reclamaciones judiciales. Veremos qué es un profesiograma, su utilidad, cómo se realiza y en qué casos es más importante.
En un juicio puede ser un documento básico para que el juez o la jueza acabe de decidir si la persona puede, o no, llevar a cabo un determinado tipo de trabajo teniendo un problema de salud concreto. Y, por tanto, ser decisivo a la hora de conseguir una prestación por incapacidad permanente.
Por todos estos motivos, también encontrarás en este artículo un ejemplo de profesiograma, para que te puedas hacer una idea definida de en qué consiste. ¿Comenzamos?
Un profesiograma es un documento donde se especifican y se acreditan las funciones que tiene un empleado en su puesto de trabajo. Es esencial que sea lo más conciso y detallado posible. Asimismo, en este certificado se recogen las aptitudes y capacidades que debe tener la persona para desarrollar ese tipo de tarea.
Por todo ello, un profesiograma, además de ser una herramienta muy utilizada en los departamentos de recursos humanos de las empresas, es muy relevante en un juicio donde se reclama una pensión de incapacidad permanente.
Los demandantes de una incapacidad deben pedir el profesiograma a la empresa donde están contratados. Y este debe describir en él, pormenorizadamente, todas las funciones que desarrolla en su puesto. Lo más habitual, si se trata de negocios pequeños o medianos, es hablar con el jefe o encargado para requerírselo. No obstante, para grandes compañías, lo idóneo es comentarlo con el responsable del departamento de recursos humanos para que lo elabore y se lo facilite.
Generalmente, se pueden realizar dos tipos de profesiogramas, por factores o por competencias:
El profesiograma del puesto de trabajo, dentro del ámbito de las reclamaciones de incapacidad permanente, sirve para demostrar ante un juez y ante el INSS cuáles son exactamente las funciones que ejecuta diariamente un trabajador en su jornada laboral, dentro de su profesión habitual. O ante cualquier otro organismo en el que debamos presentarlo. Y no solo cuando quien demanda es un trabajador adscrito al Régimen General, sino que también, en el caso de autónomos, este escrito puede ser muy importante para tramitar una incapacidad.
Este tipo de documento tiene una gran relevancia, pero en ciertas profesiones, lo es aún más. Porque en el momento de presentar los alegatos de por qué esa persona es merecedora de una incapacidad, no es lo mismo un profesiograma de una limpiadora que de un mozo de almacén, por ejemplo.
Son comúnmente conocidas las labores que efectúa el personal de limpieza, pero en un almacén puede haber muchas clases de tareas. Por esta razón, hay que detallarlas correctamente para que se pueda valorar si el trabajador tiene limitaciones o no ante ellas.
No hay que olvidar que todo depende al final de las peculiaridades de su categoría profesional e, incluso, de la empresa para la que preste sus servicios.
Cuando hablamos de una incapacidad permanente absoluta o una Gran Invalidez, en las que se va a decidir si el demandante tiene dolencias invalidantes para cualquier tipo de trabajo, no es tan necesario un profesiograma. En contrapartida, si hablamos de incapacidad parcial o total para la profesión habitual, este tipo de informe es vital. No hay que dudar en solicitarlo a la empresa para poder contar con él en el proceso de reclamación de la incapacidad.
Pese a que rellenar un profesiograma no es cometido del trabajador, vamos a explicar en este apartado cómo se prepara para que sepas los elementos que conforman este análisis de nuestra profesión habitual. Y aunque no hay una única forma de hacerlo, un profesiograma debería contener información minuciosa acerca múltiples aspectos. Ese es el criterio básico.
Te los resumimos en los siguientes 16 puntos, los cuales constituirían un profesiograma muy completo:
Cuanto más elaborado esté el profesiograma, y más individualizado sea, más eficaz será para para obtener una resolución los más objetiva posible por parte del tribunal sobre la capacidad laboral del demandante en este puesto.
Si estás buscando un profesiograma de ejemplo, te proponemos uno: el profesiograma de un cocinero.
Por ejemplo, un cocinero podría solicitar la incapacidad permanente total por accidente de trabajo si sufre en su puesto una amputación en los dedos de las manos. Y se la denegaran, demostrar que era un riesgo propio de su trabajo (cortes), pero que la plena funcionalidad de sus manos es absolutamente necesaria para trabajar en la cocina del restaurante.
Tras aclarar con exactitud qué es un profesiograma, se puede concluir que es una de las claves para ganar un juicio contra el INSS, sobre todo si la meta a conseguir es una incapacidad parcial o total.
Gracias a este tipo de análisis de un puesto de trabajo habitual, se puede corroborar ante un juez que una persona no puede desarrollar con un mínimo de profesionalidad y eficacia una determinada tarea. Y, por este motivo, reclamar su derecho a una prestación por incapacidad permanente.