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Este mes de agosto, y a pesar de los turnos organizados, hemos tenido que alternar las vacaciones con la gestión de las brechas de seguridad que han sufrido algunos de nuestros clientes.

El crecimiento experimentado en el número de brechas gestionado se debe, principalmente, al incremento del reporte interno de incidentes ocasionados por la pérdida o el robo de ordenadores portátiles y teléfonos móviles que antes no se llegaban a conocer.

La aplicación del RGPD ha obligado a realizar acciones de formación y concienciación, y a establecer la obligación de comunicar internamente cualquier incidente de seguridad, incluida la pérdida y el robo de dispositivos informáticos, por lo que las empresas están recibiendo más información de incidentes que antes no se reportaban.

Teniendo en cuenta que en todas las empresas se pierden o se producen robos de dispositivos móviles, podríamos decir que, en relación a este aspecto, este tipo de incidentes se dividen en dos categorías:

  1. Los que son gestionados como un incidente de seguridad.
  2. Los que simplemente son tratados como un activo informático a reponer.

La diferencia entre ambos enfoques puede tener efectos jurídicos y económicos importantes, ya que, ignorar este tipo de incidentes ayuda a tener unas estadísticas saneadas en materia de seguridad, pero impide realizar un tratamiento adecuado de los riesgos asociados y de la actividad preventiva.

En otras palabras, tener pocos incidentes de seguridad no es un indicador de la eficacia de las medidas de seguridad. Es muy probable que sea un indicador del nivel de desconocimiento de los incidentes que se producen en la empresa.

Otra causa importante de brechas de seguridad han sido los ciberataques en general y los ataques de phishing en especial. El perfeccionamiento de las técnicas de suplantación de identidad, los clics realizados sin un mínimo de reflexión previa y la falta de experiencia en la identificación de los mensajes fraudulentos están haciendo que este tipo de ataques sigan triunfando.

Gracias a la aplicación de un protocolo que permite excluir los incidentes que no han generado una violación de la confidencialidad, la integridad y la disponibilidad de los datos, así como los que no han supuesto un riesgo para los derechos y libertades de los afectados, sólo un pequeño porcentaje de los incidentes gestionados se ha tenido que comunicar a la Agencia Española de Protección de Datos.

En cualquier caso, si unimos la experiencia adquirida en la gestión de brechas a la información suministrada por los incidentes de seguridad publicados y las estadísticas y las resoluciones de la AEPD, podemos decir que existe conocimiento suficiente para identificar:

  1. Las causas más habituales de las brechas de seguridad.
  2. Los errores más habitualmente cometidos por las empresas.
  3. Las medidas concretas que habrían evitado la brecha, pero no se aplicaron.
  4. Las medidas y argumentos en los que la AEPD se ha basado para archivar el expediente sancionador de una brecha.

Con este conocimiento hemos diseñado un servicio específico de prevención de brechas de seguridad que se une al protocolo de gestión de incidentes de seguridad que ya incluía nuestra aplicación Compliance 3.0.