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Los factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) se han convertido en un componente vital de los negocios, con un creciente escrutinio sobre las empresas para que alcancen objetivos relacionados con la sostenibilidad. ¿Quieres descubrir cómo aportar valor a tu estrategia ESG a través de los últimos avances fiscales y de ESG globales?

Los factores ESG nunca han sido tan importantes para el éxito a largo plazo de una organización y su imagen general de cara a la opinión pública. Las empresas están ahora más centradas que nunca en encontrar formas de alinear sus estrategias corporativas con objetivos más amplios en torno a la sostenibilidad. Una vía que a menudo se pasa por alto para mejorar las políticas ESG de una organización es la gestión estratégica de los impuestos.

El valor de la fiscalidad va mucho más allá del mero cumplimiento y la optimización financiera. La fiscalidad puede ser una herramienta poderosa para promover la sostenibilidad, la responsabilidad social y la gobernanza ética en cualquier organización. Desde incentivos concebidos para promover las inversiones ecológicas hasta mecanismos de información más transparentes que fomenten la confianza y la credibilidad reales, hay muchas formas de que la fiscalidad añada valor real a la estrategia ESG de una organización e impulse activamente un cambio positivo.

¿Por qué es importante la fiscalidad para las cuestiones ESG?

La fiscalidad puede influir positivamente en cada factor individual de ESG; a través de impuestos medioambientales, desgravaciones e incentivos en el factor «E» (Environmental); mediante la contribución fiscal a la sociedad y la percepción de la opinión pública en el factor «S» (Social); así como con nuevas obligaciones, riesgos fiscales y controles en el factor «G» (Governance). De hecho, según Dan Dickinson, socio de Fiscalidad y responsable de ESG e Impuestos de Grant Thornton Reino Unido, “los impuestos afectan a la estrategia ESG en su conjunto”.

Desde el punto de vista medioambiental, es probable que todas las organizaciones tengan objetivos para reducir la percepción general de los daños que su actividad empresarial causa al medio ambiente. Esto es aplicable a todo tipo de organizaciones, independientemente de si las actividades de una entidad ya se consideran muy contaminantes o no.

Del mismo modo, existe una creciente presión gubernamental y legislativa sobre las compañías para que se adapten, ya que muchos gobiernos de todo el mundo intentan mostrar avances en relación con sus objetivos económicos y acuerdos jurídicamente vinculantes sobre contaminación y emisiones. Por lo general, estas conversaciones suelen centrarse en las emisiones de carbono, pero también hay que tener en cuenta otros factores, como los plásticos no reciclables y el uso de vertederos. Para saber cómo aprovechar estos aspectos en beneficio de una organización, es importante analizar a fondo el panorama actual para tratar de determinar cómo le afectará.

"El análisis coste-beneficio de los programas de cambio es complejo, pero la fiscalidad puede aportar un valor añadido mediante la prospección, para identificar dónde los impuestos medioambientales adicionales añadirán costes en sus cadenas de suministro en el futuro, así como los incentivos a los que se puede acceder para ayudar a financiar los costosos programas de cambio."

Eduardo Cosmen Socio director de Fiscal de Grant Thornton España

Fuente: Grant Thornton

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