La incapacidad permanente es la situación del trabajador que tiene anulada o disminuida su capacidad laboral.Las reducciones anatómicas o funcionales que provocan la incapacidad deben ser previsiblemente definitivas en el medio o largo plazo.
Dicha situación la concede el Instituto Nacional de la Seguridad Social. Para determinar la incapacidad, el Equipo de Evaluación de Incapacidades del INSS evalúa al trabajador una vez finalizado el tratamiento médico, cuando la persona recibe el alta. Esta evaluación se focaliza en las condiciones que la persona necesita para desempeñar su trabajo con normalidad.
La incapacidad permanente es una condición irrenunciable. Es decir que, si la persona considerada en la categoría de incapacidad permanente no está de acuerdo con ese dictamen de incapacidad, no puede renunciar al mismo.
Son los profesionales técnicos y médicos quienes valoran la situación del trabajador para establecer la incapacidad. Por lo tanto, cuando el INSS establece incapacidad permanente, es obligatorio aceptar esta categorización. Solo el organismo puede modificar el grado de incapacidad y existen caminos para cambiarlo.
El trabajador al que se le atribuye una incapacidad permanente recibe una pensión económica que compensa su imposibilidad o sus limitaciones para trabajar. En este tipo de solicitudes siempre lo ideal es acudir al asesoramiento y guía de un abogado laboralista experto en incapacidades.
Existen diferentes razones por las que un trabajador al que se le otorgó incapacidad permanente quiere renunciar a ella.
Las más frecuentes son las siguientes:
El trabajador ha experimentado mejoría desde que se le otorgó la incapacidad permanente. Siente que puede volver a trabajar, que su salud le permite desempeñar las tareas que antes cumplía. La incapacidad permanente le impide recuperar su puesto de trabajo o buscar una nueva oportunidad laboral.
Esta es una razón por la que el trabajador puede proponerse rechazar la incapacidad permanente.
Es posible que un trabajador piense en renunciar a la incapacidad permanente porque su situación económica no es buena y necesita aumentar sus ingresos. La pensión que recibe del INSS puede ser insuficiente para atender a sus necesidades y a las de su familia. Considera que está en condiciones de encontrar un empleo adecuado a su situación, pero el grado de incapacidad se lo impide.
La incapacidad permanente frecuentemente ocasiona estados depresivos en los trabajadores. Sienten que no son útiles y pierden las ganas de vivir.El bienestar emocional que experimentan cuando piensan en trabajar les impulsa a decidir rechazar la incapacidad permanente que obstaculiza la búsqueda de empleo.
Si bien aceptar la incapacidad permanente es obligatorio, cuando el trabajador no está de acuerdo con la misma hay algunas acciones que puede poner en marcha.
Los procesos para revisar y retirar la incapacidad no son automáticos ni sencillos. No se toman medidas de cancelación de una incapacidad por la sola voluntad del trabajador, sino que se requiere de evaluaciones.
El trabajador puede presentar una reclamación contra la resolución del Instituto Nacional de la Seguridad Social. Es necesario justificar el interés por renunciar a la incapacidad permanente.
Se inicia un procedimiento administrativo similar al que se desarrolla en el caso contrario, es decir, cuando se niega a un trabajador la incapacidad permanente que reclama.
Puede ocurrir que el trabajador considere que hubo un error en su evaluación, y que el equipo de evaluación se equivocó en los resultados.En este caso, es importante analizar los fundamentos del expediente en el que se presenta la resolución del INSS.Si se encuentra un error de apreciación en esos fundamentos, se podrá solicitar la revisión del caso.
Si el trabajador entiende que su estado de salud ha mejorado y que estas mejoras justifican que se retire su incapacidad permanente, podrá solicitar la revisión de su caso.
Es aconsejable que adjunte a su solicitud un informe médico que indique la mejoría y la evolución positiva de la persona. El equipo de valoración del INSS realizará su propia evaluación y emitirá su propio informe con sus conclusiones. A partir de estas acciones, el INSS determinará si procede el retiro de la incapacidad permanente.
En algunas ocasiones, el trabajador solo quiere que se cambie el grado de incapacidad permanente que se le atribuyó. Existen algunos grados que habilitan a ciertos trabajos. Si la intención de la persona es conseguir un nuevo empleo, esta es una manera de habilitar esta posibilidad.
Los grados que se pueden otorgar son los siguientes:
· Incapacidad permanente parcial para la profesión habitual: si bien el trabajador tiene disminuidas sus capacidades, no está impedido de realizar tareas fundamentales de su actividad habitual.
· Incapacidad permanente total para la profesión habitual: inhabilita al trabajador ha realizar las tareas habituales de su profesión, pero puede dedicarse a otra actividad distinta.
· Incapacidad permanente absoluta para todo trabajo: el trabajador está inhabilitado por completo para toda profesión u oficio.
· Gran invalidez: además de no poder trabajar, la persona requiere de la asistencia permanente de otra para los actos esenciales de la vida.
El cambio de un grado a otro puede significar que el trabajador puede volver a trabajar, si eso es lo que desea.La revisión del grado estará a cargo de los técnicos del INSS, quienes evaluarán al trabajador.
Si un trabajador con incapacidad permanente desarrolla una actividad incompatible con su grado de incapacidad, está cometiendo un fraude ante la ley.
Como consecuencia, se cancela la prestación y, además, deberá devolver todas las mensualidades recibidas hasta el momento.
Como hemos visto, es importante consultar con un abogado especialista en asuntos laborales y en seguridad social las opciones posibles cuando se quiere renunciar a una incapacidad permanente. El profesional guiará adecuadamente a su cliente en el camino que resulte más conveniente.
