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Divorcios y vacaciones de verano, un resultado negativo a algo que en principio es positivo. ¿Cómo se da esa paradoja? Vamos a tratar de desentrañar las claves de este asunto. Y vamos a intentar hacer una lista de consejos útiles a seguir, para minimizar daños. Más de uno dirá, ¿si sois expertos en divorcios y separaciones? ¿Para qué escribir sobre cómo evitarlos? Podrían tener cierta lógica estas diatribas. Pero obvian un factor esencial, nosotros también somos parte de parejas. Y nos vamos a ir de vacaciones de verano. Y queremos volver como nos vayamos a ellas. Más descansados, y si puede ser morenos. Pero seguir con nuestras parejas. No nos alegran las rupturas de parejas, porque empatizamos con ellas. Lo dicho, consigamos que divorcios y vacaciones de verano no formen binomio.

Divorcios y vacaciones de verano

Todos los datos y estadísticas disponibles apuntan a esta situación. En el cuatro trimestre del año aumenta el número de divorcios. ¿Qué hace especial a este cuarto trimestre? Exacto, las vacaciones de verano. Antes de que nadie se me adelante, sí, ese comportamiento se reproduce año tras año. No es algo puntual de una año concreto. Es una tendencia ya fijada en el tiempo. ¿Cuáles pueden ser las causas de esta realidad?

  • aumento del tiempo de convivencia. Los problemas de pareja que se han ido apartando el resto del año afloran.
  • expectativas demasiado ambiciosas, sobre lo que pueden dar de si las vacaciones.
Aumento del tiempo de convivencia

En las vacaciones solemos tener más tiempo para estar en familia. Quedan atrás los horarios laborales infernales. El vernos en el desayuno, y el reencuentro de la cena. Si calculamos el tiempo que pasamos despiertos con nuestra pareja es casi ridículo. Desde luego en comparación con el tiempo que pasamos con los compañeros de trabajo.

Ahora vamos a pasar más rato juntos. Hay muchas actividades que tendremos que hacer en común. ¿Qué podemos hacer para que no nos pasen factura? La mayoría de los problemas de relación, se pueden arreglar con diálogo. No hablar las cosas solo retrasa la búsqueda de su solución. Durante el año es fácil dejar las cosas sin hablar. Tenemos las excusas perfectas, no hay tiempo. No es el momento. Ya hablaremos de ello cuando estemos solos…

No retrasar la solución de conflictos

Para mejorar la resolución de conflictos y efectivamente resolverlos, hay que saber hablar. Parece una perogrullada, ¿verdad? Lo es, pero para saber hablar, primero hay que saber escuchar. Y ejercer una escucha activa. Un ambiente relajado de diálogo, favorece la llegada a acuerdos en la búsqueda del consenso. Y sinceramente dejar la resolución para el momento del ocio, no parece inteligente. Así que antes de las vacaciones, deberíamos tener los deberes hechos.

Esto no significa que no podamos hablar de nuestra relación en vacaciones. Siempre es un buen momento para saber en qué punto estamos. Qué podemos mejorar en nuestra relación. Para encontrar esas costumbres que olvidamos en el camino y merece la pena recuperar. Saber cómo está nuestra pareja, sus inquietudes. Por supuesto que las noches de verano, relajadas, invitan a comunicarse. Pero quizás, debamos obligarnos a tener esos momentos el resto del año. Instaurar el día de la pareja. Sobre todo si tenemos hijos, abusemos de los abuelos. Busquemos la complicidad de la pareja, un fin de semana… Una vez al trimestre…

En vacaciones planes dialogados

Todos los veranos hacemos rutas de senderismo. Te has planteado si a él o a ella, les gusta tanto el senderismo como a ti. En ocasiones la inercia, el dejarse llevar, nos hace aceptar cosas sin más. Lo que vayamos a hacer en vacaciones de verano, debería ser algo que nos llene a todos. O al menos que no nos cause objeciones. Las vacaciones deben tener como objetivo principal el descanso. El descanso de la rutina. Y convertir las vacaciones en una segunda rutina, es un error a eludir.

Usar el tiempo de manera efectiva

Las vacaciones de verano si algo nos dan es tiempo. El tiempo es quizás el bien más valioso en estos tiempos modernos. ¿Sabemos sacarle todo el provecho posible? Seguro que pensamos que sí, que sabemos aprovechar el tiempo sin ninguna duda. Vale, de acuerdo, sabemos hacerlo, pero ¿incluimos en esa forma de aprovecharlo a nuestra pareja? Y no, no significa arrastrarla a donde queremos ir. Contar con nuestra pareja para usar el tiempo de manera efectiva, es involucrarnos en una actividad conjunta. Que nos reporte satisfacción a ambos. Y qué decir tiene si somos más de dos…

La conciliación laboral y familiar en España, está lejos de ser un ejemplo. Estamos lejos del resto de países de la Unión Europea. Quizás las vacaciones de verano, puedan servir para conjugar el verbo “conciliar”. A la vuelta de vuestras vacaciones de verano, contarnos qué tal os ha ido.

 Manuel Hernández