En la era contemporánea, la profesión de auditoría enfrenta desafíos sin precedentes. Desde la complejidad de las normas contables hasta la gestión eficiente de innumerables transacciones y la diversidad de canales por los que se realizan, los retos son vastos y variados. Pero, ¿cuál es la solución?
La formación ha sido tradicionalmente la piedra angular de nuestra profesión, permitiéndonos enfrentar la complejidad de las normas contables. Sin embargo, para abordar los desafíos actuales, la formación por sí sola no es suficiente. Necesitamos la tecnología como aliada.
Diciembre de 2022 marcó un hito con la aparición de Chat GPT, una forma avanzada de inteligencia artificial (IA). A pesar de las preocupaciones iniciales sobre confidencialidad y transparencia, la capacidad de comunicarnos con la IA en lenguaje natural promete ser una herramienta revolucionaria para los auditores.
Imaginemos un mundo donde las tareas rutinarias de planificación, establecimiento de riesgos y diseño de programas de trabajo se automatizan. Donde un programa informático puede deducir y completar tareas basadas en algoritmos, eliminando la necesidad de intervención manual. Ese futuro ya es posible.
Con la IA, podríamos consultar asistentes virtuales para obtener información adicional o aclarar dudas. Además, la IA puede analizar grandes volúmenes de datos, incluidos documentos en PDF y correos electrónicos, identificando anomalías y proporcionando resúmenes concisos.
El verdadero desafío para los auditores no es simplemente adoptar la tecnología, sino permitir que las máquinas se encarguen de las tareas rutinarias. Esto no solo haría que la profesión sea más atractiva para las nuevas generaciones, sino que también nos permitiría demostrar nuestro valor añadido a los clientes.
Aunque la integración de la IA en la auditoría presenta grandes desafíos, es esencial para mantener la relevancia en un mundo en constante evolución. La interpretación de datos y la toma de decisiones basadas en el juicio profesional seguirán siendo fundamentales. Garantizar la confidencialidad en la información será un aspecto clave, pero para ofrecer un trabajo de calidad, debemos invertir en tecnología y adaptarnos a las nuevas demandas del mercado.
En resumen, la IA no es solo una herramienta; es el futuro de la auditoría. Y deberíamos hacer todo lo posible para no retrasar ese futuro.
José María Silva
