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Actualmente son esenciales y, por lo tanto, se están acelerando, las inversiones en generación renovable, electrificación de la economía, descarbonización y eficiencia energética.

Las mismas suponen un reto mastodóntico, por lo que se está en la diversificación y en la aceleración de nuevos modelos de negocio y en nuevas fórmulas de financiación para los mismos: el autoconsumo fotovoltaico, la producción de gases renovables, la descarbonización de procesos industriales con biomasa, con bombas de calor industriales, con sistemas de reconducción de calor (y frío) residual, con autoconsumo termosolar, con baterías eléctricas y térmicas, etc.

También con otras tecnologías y/o verticales como el autoconsumo colectivo a través de la red existente, la aerotermia en el sector de la edificación o las infraestructuras de recarga para el vehículo eléctrico.

Centrándonos en edificación, un 40% del consumo final de energía y un 36 % de las emisiones de CO2 de Europa provienen del sector de la edificación. En España, si bien es cierto que la actividad de rehabilitación ha experimentado un notable impulso en los últimos años, con un crecimiento en número de edificios rehabilitados, de acuerdo a IDAE, del orden del 10 %, el ritmo sigue siendo significativamente inferior al de países de nuestro entorno e insuficiente para cumplir con los objetivos del PNIEC 2023-2030 y la ERESEE 2020.

En este contexto, muy recientemente, la Eurocámara dio el visto bueno a la nueva Directiva de Eficiencia Energética en Edificios (EPBD, por sus siglas en inglés), como pilar fundamental dentro del Pacto Verde Europeo, para el sector de la edificación, tanto residencial como terciario y del sector público. Siendo los objetivos fundamentales la reducción al máximo de las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de energía en dicho sector de aquí a 2030, así como hacerlo climáticamente neutro a partir de 2050.

También se aprueba el Estándar Solar de la UE, por el que se exige instalaciones solares de autoconsumo en una proporción significativa del parque inmobiliario europeo atendiendo a distintos deadlines de carácter muy exigente. Igualmente, se adoptan medidas para eliminar gradualmente, hasta 2040, los combustibles fósiles en la calefacción y refrigeración.

La renovada EPBD obliga a que, en 2030, los inmuebles, a la hora de compra o alquiler, deberán tener, al menos, una calificación energética inicial E y obtener la calificación D en un periodo de tres años, cuando en la actualidad el 80% de los edificios en España se encuentran en la letra F o G, y recomienda también medidas en la descarbonización del ciclo de vida completo de la edificación.

En España, el Programa de Rehabilitación y Agenda Urbana contempla más de 15.000 millones de euros con cargo a fondos europeos para la rehabilitación de edificios focalizada en municipios, comunidades de vecinos, propietarios, y también en el sector público.

Los mayores márgenes de mejora están en el aislamiento de edificios, concretamente, en la mejora de envolvente térmica de fachadas y cubiertas, así como en el aislamiento en ventanas. Otras, en la utilización del autoconsumo fotovoltaico, de energías renovables en las instalaciones de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC) y agua caliente sanitaria (ACS), así como de mejora en las instalaciones de iluminación.

Con todo, no son pocos los agentes del sector que vienen advirtiendo de las limitaciones del actual marco regulatorio de las ayudas para la rehabilitación. Entre ellas, la enorme dispersión de éstas, la falta de actualización de sus niveles de intensidad a los costes reales de los materiales y la excesiva prolongación de los tiempos administrativos para la concesión y cobro de las subvenciones.

Sin obviar los retos, amenazas y barreras anteriores, las oportunidades de negocio se anticipan cada vez mayores, así como las necesidades de financiación asociadas. De acuerdo con la ERESEE 2020, sólo la intervención en la envolvente térmica de 1,2 millones de viviendas y en las instalaciones térmicas de 3,85 millones movilizará entre 2021 - 2030 una inversión de 27.112 millones de euros, de los que únicamente el 27% de los mismos procederían de fondos públicos. En el caso de los edificios de uso terciario, la estrategia persigue un ahorro en el consumo de energía final de dichos edificios de 47.395 GWh (un 35,94%) para el periodo 2020-2050, repartido un 12,9%, de 2020 a 2030 y un 20,1%, de 2030 a 2040.

Se puede anticipar mayores oportunidades de negocio para un mayor número de players industriales, entidades financieras y fondos especializados, tanto en el sector industrial en la descarbonización de los materiales de construcción como en las actividades propias de rehabilitación energética.

Por lo tanto, la participación de fondos de Equity o Quasi equity para facilitar el crecimiento, las nuevas líneas de negocio y la consolidación de empresas en el sector es clave, así como instrumentos de deuda y/o híbridos para respaldar financiaciones corporativas, así como para financiar actuaciones concretas. Estas últimas, a través, por ejemplo, de los conocidos Modelos “as a Service” (MaaS), por los que una empresa realiza las actuaciones y/u obras de rehabilitación, lleva a cabo su financiación y se encarga de su O&M posterior, a cambio de una retribución del cliente final en base a los ahorros generados, tarifa plana, etc.

Para todo lo anterior, la financiación alternativa, en las diferentes tipologías señaladas, y en muchos casos, con foco en PYMEs, seguirá siendo un agente clave como facilitador de las financiaciones necesarias.

ÍÑigo Prior