En un momento como en el que nos encontramos, en el que la obtención de información en Internet se basa esencialmente en el uso de motores de búsqueda cada vez más eficientes, parecería que un elemento como los nombres de dominio debería vivir una creciente decadencia. En este contexto, los dominios podrían parecer un elemento más propio de los primeros tiempos de la red que de un entorno tan automatizado como el actual ¿Podríamos entonces empezar a entonar el réquiem por los dominios? Las estadísticas nos indican todo lo contrario.
Atendiendo a los registros de nombres de dominio que se dan en la actualidad, se puede asegurar que los dominios gozan de muy buena salud y que, en lugar de menguar, están creciendo de forma sostenida y continua. En este sentido, según confirma Verisign en sus informes comerciales más recientes, parecería que a día de hoy se habrían superado los 300 millones de dominios registrados, incrementando en más de 12 millones la cifra total de dominios existentes a finales de 2014.
De un modo parecido, de acuerdo con la información publicada en el blog TheDomains.com, solo en un día (concretamente, el 18 de febrero de 2016) se habría producido un incremento neto de registros superior a 750.000.
De esas magnitudes se pueden extraer algunas conclusiones interesantes:
Como último mito a superar, podría pensarse que este crecimiento ha implicado un aumento proporcional en el número de conflictos vinculados al registro y uso de nombres de dominio. Una vez más las estadísticas parecen descartar esta posibilidad.
Si se analiza la información publicada por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) respecto al número de procedimientos de resolución de disputas referidas a nombres de dominio gestionadas, se puede constatar que no se ha producido en absoluto un aumento destacable de este tipo de disputas. Así, en 2015 se gestionaron 2.754 procedimientos, solamente 120 más que en 2014 (año en el que se dieron 2.634 procedimientos) o 58 más que en 2010 (año en el que se gestionaron 2.696 procedimientos).
Atendiendo a todo lo anterior, parece claro que los nombres de dominio, lejos de haber entrado en su declive, están viviendo una segunda juventud, con unos niveles de crecimiento dignos de destacar. Si a ello le sumamos el mantenimiento en los niveles de conflicto vinculados a ellos, no puede sino augurarse un brillante futuro a esos viejos conocidos que son los dominios.
Autor: Albert Agustinoy Guilayn