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LOS PERITOS CALÍGRAFOS TRADICIONALISTAS

Vaya por delante que la autora de este artículo tiene un escrupuloso respecto por todas las religiones y por el hecho de que haya creencias de este tipo que suponen una renuncia a la utilización de las nuevas tecnologías, prefiriendo permanecer en teorías y prácticas que, ignorando la revolución que han supuestos éstas, siguen ancladas firmemente en visiones decimonónicas del mundo y de la sociedad, habiendo quedado, por ello, periclitadas y desfasadas. Al fin y al cabo cada uno tiene derecho a creer en lo que quiera.

El problema empieza cuando esa repugnancia al progreso tecnológico, esa aversión a la ciencia, se materializa en un claro y manifiesto perjuicio para la sociedad en general.

Y es que los amish, al fin y al cabo, no molestan ni producen perjuicio a nadie, sólo pretenden ser felices permaneciendo refugiados en sus “oasis” libres de tecnología para, de esta manera, no ser perturbados por nadie y, además, no afirman, en manera alguna, basar sus decisiones en criterios científicos. Al fin y al cabo, están en su derecho.

Pero, por el contrario, no ocurre ello, ni muchísimo menos, con los Peritos Calígrafos tradicionalistas, los cuales, fieles a los “sempiternos” principios de los fundadores de la Grafología del siglo XIX, pese a ser ésta una doctrina absolutamente acientífica, basada en creencias, que no en hechos probados (como, también, lo son el terraplanismo o el negacionismo de la COVID-19), continúan creyendo, en su condición de grafólogos decimonónicos, en la religión de la Grafología Tradicional Decimonónica, de la que son fieles creyentes y ejercientes, amargando, así, la vida y el futuro laboral de muchos profesionales competentes a los que se le veta en las empresas por culpa del asesoramiento de aquéllos, basado en meras supersticiones sin sentido, como la de que un bucle de una determinada letra sea más o menos ancho o la no menos peregrina como la de que el óvalo de una vocal se encuentre abierta en una u otra dirección.

Desde luego, dan ganas de reír y de llorar al mismo tiempo cuando uno escucha o lee a estos Grafólogos pretender poder probar la eficacia de sus infundadas doctrinas alegando, ni cortos ni perezosos, que, gracias a su aplicación, demuestran que políticos como Hitler, Stalin, Mussolini o Franco eran personas muy autoritarias, que pretendían imponer siempre su voluntad al prójimo, o como afirman que han conseguido detectar “tendencias al adulterio” en ciertas personas fijándose en cómo éstas ejecutan la letra “g” minúscula cuando resulta evidentísimo que esas personas son archiconocidas, en los denominados programas del “corazón”, por sus constantes y reiteradas infidelidades sexuales a sus parejas…

Desde luego, menos mal que estos “sabios del nivel del Rey Salomón”, a fin de ilustrarla, decidieron compartir con toda la sociedad esos “grandes secretos” acerca del carácter de estos personajes de la política y del denominado papel “couche”, si no, claro, “¿quién se lo podría haber imaginado?”…

Por otra parte, resulta que estos Grafistas de la Religión de la Grafología Decimonónica, en su condición de Peritos Calígrafos, se niegan, frontalmente, a introducir, en sus Informes, los programas de software profesional para Peritos Calígrafos, los cuales critican sin tan siquiera haberlos probado o manejado, desconociendo totalmente sus propiedades, características, cualidades y funcionamiento, recordando que para la utilización de un software adecuado se debe realizar un curso , que pese a su más que demostrada eficacia, dichos Peritos tradicionalistas se niegan siquiera a probar, supongo que para que no se les pegue nada de la “pecaminosa modernidad tecnológica del siglo XXI”.

www.peritoscaligrafosjudiciales.com

Perita Calígrafa y Graduada en Ciencias Experimentales.

Fdo. Mónica Fernández Libreja

Fuente: Peritos Calígrafos Judiciales

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