El debate en torno a si la tecnología podrá o no sustituir las capacidades del ser humano se renueva cada vez que surge un nuevo desarrollo o avance en esta materia. El último ha sido la aparición de la Inteligencia Artificial Generativa, una nueva vertiente de la IA a raíz de la cual un 27% de la fuerza laboral estaría en alto riesgo de ser automatizada, según los cálculos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Y es que, en su reciente informe ‘Perspectiva de Empleo 2023’, la organización advierte de que muchos de estos empleos están considerados como “altamente calificados”, aunque se aclara que, de momento, esta tecnología está modificando estos trabajos, no eliminándolos.
Con ello, lo que queda claro es que la continua innovación en materia tecnológica está retando a economías y sociedades a mantenerse a la vanguardia de este cambio constante. Un desafío ante el que la Unión Europea ha tomado un rumbo claro con su Itinerario hacia la Década Digital, el programa de actuación de la UE para la transformación digital donde se recogen las metas e hitos a alcanzar de aquí a 2030 dentro del ámbito digital. Concretamente, se articula en torno a cuatro ámbitos: capacidades, empresas, servicios públicos e infraestructuras, pero, por encima de todo, sitúa como su prioridad las capacidades y la educación digitales. Es por ello que Cristina Hebrero, socia responsable de People & Change de KPMG en España subraya que los cambios en el mundo del trabajo derivados de los avances tecnológicos como la IA están impactando sustancialmente en los perfiles, en las skills y en los roles de las organizaciones. Por ello, se vuelve crítico realizar un ejercicio de strategic workforce planning que permita anticipar qué capacidades son más críticas y qué nuevas skills se requieren para poder impulsar estrategias de atracción y desarrollo de talento que cubran los gaps identificados.
Esta máxima de que son las personas y las habilidades que les proporcionan su propia condición de seres humanos lo que eleva las posibilidades de la tecnología y lo que permite, en última instancia, su aplicación y, sobre todo, maximizar su valor, es la base sobre la que están construyendo hoy en día sus planes de negocio las compañías. “El rol de la tecnología ha cambiado drásticamente: si antes los tecnólogos eran personas que proveían o hacían realidad aquellos deseos que las personas de negocio tenían, ahora las personas que trabajamos en tecnología tenemos mucho más que decir, porque somos dinamizadores del cambio y tenemos mucho más que aportar al negocio que en épocas anteriores”, declara Juan de Dios Lechuga, socio responsable de transformación y tecnología de FS Consulting de KPMG en España, en el marco de la campaña ‘Make de Difference’ de KPMG.
Que la capacidad de las empresas para seguir avanzando en su transformación digital está determinada por las competencias de sus profesionales es un hecho entre las organizaciones. Sin embargo, según las respuestas aportadas por los empresarios y directivos que completaron la encuesta Perspectivas España 2023, también lo es que queda aún un amplio margen de desarrollo en este sentido: los encuestados valoran con un aprobado alto (6,6) las capacidades digitales de sus empleados. Pero a pesar del impulso que ha experimentado la transformación digital de las empresas tras la pandemia, esta nota se ha incrementado en solo tres décimas desde 2020 y se sigue manteniendo por debajo de la valoración que hacen los empresarios sobre la adaptación digital de sus organizaciones (6,7).
Como consecuencia de ello se desprende el siguiente dato: un 45% de los encuestados señala que las habilidades y capacidades existentes dentro de la compañía están ralentizando la transformación digital de la organización en un grado alto o muy alto. Lo mismo piensa un 47% de los empresarios y directivos acerca de la implementación de nuevos procesos, en los que, además de la instalación de nueva tecnología, la adquisición de nuevas capacidades es clave. Sobre esto se pronuncia Ana Peñuela, socia en el área de Technology Enablement de KPMG en España: “no solo se trata de implementar herramientas tecnológicas para mejorar en eficiencia y productividad, sino que se trata de reinventar o rediseñar el modelo de negocio de las organizaciones, haciendo especial énfasis en sus procesos, en la información (el dato) y en las personas y en cómo esas tres palancas se adaptan a la implantación de tecnología. Y, para ello, las personas y su constante reskilling y el upskilling son clave en los procesos de transformación”.
Es por ello también que los participantes en la encuesta Perspectivas España 2023 son conscientes de la interdependencia entre talento y transformación digital. Muestra de ello es que, por un lado, un 39% de los encuestados asegura que invertirá en el fomento de las capacidades digitales de los profesionales. Y, por otro, un 84% de ellos reconoce que continuar avanzando en la digitalización de la compañía es clave para atraer tanto a potenciales clientes como profesionales.
Pero en la problemática del gap de talento, sobre todo, en lo que a capacidades tecnológicas se refiere, es necesario posar la mirada en las futuras generaciones de profesionales. Jóvenes que se están formando en la actualidad para acceder a un mercado laboral en constante evolución y cuyas necesidades cambian a un ritmo nunca antes visto. Una nueva oleada de estudiantes que no cuentan con las habilidades tecnológicas que este mercado de trabajo está demandando, aunque sí con otras complementarias y de gran valor.
Así lo muestran los datos recabados en el informe ‘Caminos que convergen: jóvenes y empresas ante el reto del talento’: los jóvenes de hoy presentan una mayor competencia en capacidades transversales: aquellas que un mayor porcentaje de jóvenes dominan son el aprendizaje continuo (77%), el razonamiento, la resolución de problemas y la generación de ideas (69%), y el análisis y pensamiento crítico (67%). Sin embargo, las competencias digitales presentan un amplio grado de desarrollo: solo un 8% de los encuestados domina el diseño de tecnología y un 20% el uso de la tecnología y la monitorización y el control un 20%. No resulta extraño que esta última capacidad, que se sitúa entre las que más demandarán las empresas en 2030, sea también una de las que presentarán un mayor gap.
A este respecto, Belén Díaz, socia responsable de Corporate Services Transformation de KPMG en España, tiene claro que el binomio perfecto es combinar las capacidades de un talento diverso y preparado con los desarrollos y aplicaciones tecnológicas que permitan liderar el cambio y aportar valor en los proyectos de las compañías: “para mí, la clave es escuchar el entorno, ver lo que está sucediendo en todo el mundo, analizar lo que están haciendo los mejores y ser valientes a la hora de adoptar nuevas ideas. Esto será crucial para marcar la diferencia en el mercado y, para ello, necesitamos contar con equipos diversos y multidisciplinares que trabajen juntos y sean capaces de ofrecer estas soluciones pragmáticas e innovadoras que nos lleven al siguiente nivel”.