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Una   problemática   frecuente   que   se   platean   a   menudo   con   relación   a   la    responsabilidad  de  los  administradores  de  las  sociedades  frente  a  Hacienda,  es   que   ocurre   en   aquellos   casos   que   se   producido   la   caducidad   de   su    nombramiento,  o  su  renuncia  al  cargo,  como   causas  prevista  en  la  Ley  que   comportan el cese de los administradores de una sociedad.  

Pues  bien,  la  caducidad  del  nombramiento  del  administrador,  o  su  renuncia  al   cargo, no libera al administrador de las obligaciones que en su día adquirió frente  a Hacienda como administrador de la sociedad.  

Así lo ha determinado recientemente el Tribunal Económico Administrativo Central  (TEAC) en una resolución del 2 de junio de 2016 (en un supuesto en el que la AEAT  denegó  la  baja  censal  solicitada  por  el  administrador  de  una  sociedad,  por   caducidad y posterior renuncia al cargo, con el fin de librarse de las obligaciones  frente  a  Hacienda  inherentes  a  su  cargo),  que  establece  que, aunque  haya   caducado  el  cargo  de  administrador  sin  renovarse,  debe  entenderse  que  existe  una prórroga tácita  del mandato.

El  administrador  quedará  liberado  de  la  responsabilidad ante  Hacienda  una  vez   que se produzca una de estas situaciones:

• Se nombre al nuevo administrador  en una junta general.

• Se disuelva la sociedad , tras convocatoria de junta.

Si lo anterior no fuera posible, deberá instar la disolución judicial, al ser imposible el  nombramiento  de  otro  administrador  que  lo  sustituya  y  que  haga  operativo  el   funcionamiento de la sociedad.

Por  lo  tanto,  deben  concurrir  varios  requisitos  para  que  un  administrador  deje  de   tener la citada responsabilidad:

• El  vencimiento  del  plazo  del  cargo  de  administrador  o  su  renuncia  a  este   puesto.

• La celebración  de  una  junta  general  en  la  que  se  nombre  a  un  nuevo   administrador.

El  TEAC  recuerda  que  este  criterio  es  sostenido  por  la  jurisprudencia  del  Tribunal   Supremo  y  por  las  resoluciones  de  la  Dirección  General  de  los  Registros  y  del   Notariado, como la del 15 de enero de 2002, que sostiene que la caducidad en el  nombramiento  del  administrador  de  una  sociedad  mercantil  no  se  produce  de   forma   automática  por   el   transcurso   del   tiempo,   sino   que,   hasta   que   sean    nombrados  otros  administradores,  conservan  algunas  facultades  como  es  la  de   convocar la junta general para designar esos nuevos administradores.

La  citada  resolución  añade  que  el  nombramiento  de  otro  administrador  es   necesario para:

• Hacer operativo el funcionamiento y gestión de la sociedad.

• La representación de la sociedad ante terceros.

• Asumir la responsabilidad legal que le corresponda.

En  definitiva,  deben  tener  muy  presente  este  criterio  administrativo  todos  los   administradores   que   piensen   que   la   caducidad   de   su   nombramiento,   o   su    renuncia  expresa  al  cargo,  puede  permitirles  en  cualquier  caso  olvidarse  de  su   responsabilidad frente a las deudas de la sociedad.