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En los últimos años, el importe de la indemnización por despido improcedente en España ha sido objeto de diversas reformas. La Reforma Laboral de 2012 redujo la indemnización por despido improcedente, para los contratos suscritos a partir de entonces, de 45 días de salario a 33 días por año de servicio, con el límite de 24 mensualidades. Asimismo, con la Reforma Fiscal de 2015, las indemnizaciones por despido, exentas en la cuantía establecida con carácter obligatorio en el Estatuto de los Trabajadores, pasan a tributar por IRPF cuando superen la cantidad de 180.000 euros.

Entre los objetivos de la Reforma Laboral se encontraba el abaratamiento de los costes laborales, considerados como uno de los principales factores de la elevada tasa de desempleo y del incremento de la contratación temporal en España. Y, entre las medidas empleadas para tal fin, se redujo el montante indemnizatorio en el supuesto del despido declarado improcedente en los términos antes indicados.

Dicha medida levantó ampollas y nos hizo levantar la mirada hacia el resto de Europa. La pregunta que entonces se hizo gran parte de los españoles fue: ¿de verdad despedir en España es más caro que en el resto de los países de la Unión Europea?

En Austria, el sistema vigente hasta 2003 preveía una indemnización de dos a doce meses de salario dependiendo de la antigüedad del trabajador, si bien, tras la reforma laboral operada en 2003, el empresario aporta mensualmente a un fondo, o bolsa de dinero del trabajador, un 1.53% del salario de éste, el cual tiene derecho a rescatar en caso de despido. No obstante, el cambio de trabajo no supone la pérdida del fondo acumulado sino que el nuevo empleador deberá continuar con la indicada aportación mensual, creándose lo que se conoce comúnmente como “mochila del trabajador”.

En países como Alemania o Bélgica la legislación no prevé una indemnización por despido, más sí unos periodos de preaviso bastante amplios en caso de despido sin causa, que dependen principalmente de la antigüedad del trabajador en la empresa.

En Finlandia, tras un procedimiento reglado previo a la decisión del despido (entre otras cuestiones, el trabajador debe ser advertido a fin de poder rectificar su conducta y, en todo caso, antes de proceder al despido debe ser oído y debe tratarse de encontrar una solución al conflicto distinta al despido), debe concederse al trabajador un plazo de preaviso, que depende de la antigüedad que éste ostente en la empresa y, en caso de declaración de improcedencia, debe abonarse una indemnización de entre tres y veinticuatro mensualidades.

Otros países aplican un sistema similar al español, que depende del salario y de la antigüedad del trabajador, como son Dinamarca, cuya indemnización por despido improcedente puede alcanzar hasta tres mensualidades de salario; en Italia, donde se tiene en cuenta a la hora de determinar la indemnización, además del salario y antigüedad del trabajador, el número de empleados de la empresa, estableciéndose con carácter general una indemnización máxima de veinticuatro mensualidades; u Holanda, que además aplica un factor de corrección en función de las circunstancias personales del trabajador.

Se observa, por tanto, que la legislación de cada país europeo regula esta materia de manera muy distinta y que, en lugar de limitarnos a comparar el número de días de salario por año de servicio, existen otros factores a considerar que son igual o más relevantes que el mero montante indemnizatorio, como pueden ser los mecanismos de preaviso instaurados que facilitan al afectado la búsqueda de empleo, el sistema de financiación de la indemnización o la cobertura social existente.

Departamento de Laboral de Garrigues