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Las entidades tienen que asumir que sufrirán incidentes de seguridad de la información (ciberincidentes) y deben prepararse para ello. Esta preparación requiere, no solo las medidas apropiadas para detectar, protegerse y reaccionar ante ciberataques (sustracción de información confidencial, ciberespionaje, malware, interrupción de servicios TI, toma de control de sistemas, suplantación de identidad, etc.), sino que también requiere prepararse para la gestión de un ciberincidente que impacte en los sistemas de la entidad y como parte de esta gestión, la comunicación del incidente.

La comunicación del incidente involucra muchos actores como pueden ser, entre otros: las autoridades de control que corresponda (Autoridad de Control de RGPD, CCN CERT, CERT de CNPIC, CERT de INCIBE, etc.), los empleados, los clientes, los proveedores, otros interesados, etc. Cada entidad tiene que conocer cuándo hay que notificar los incidentes a cada uno de ellos.

Las entidades pueden temer el impacto que la comunicación de un incidente de seguridad pueda tener en su reputación y las sanciones que tengan que afrontar, como en el caso del ciberataque a la entidad de solvencia crediticia EQUIFAX (afectando a 143 millones de perfiles de usuario que incluían datos personales, historial de crédito y perfil financiero) o en el caso de YAHOO (en el que sus cuentas fueron vulneradas) que implicó una multa de 35 millones de dólares por parte de la SEC. Este temor, puede llevar a ciertas entidades a no comunicar los incidentes de seguridad de la información, como en el caso de UBER que ocultó durante más de año un hackeo que afectó a 57 millones de usuarios (en el que se pagó 100.000 dolares a los hackers para que eliminasen los datos obtenidos y mantuvieran silencio sobre lo ocurrido).

También es posible que, tal y como indica el informe de KARSPERSKY LABS, sean los propios empleados de las entidades los que, por vergüenza o miedo a ser penalizados disciplinalmente, no reporten incidentes de seguridad de la información en los que se ven implicados (phishing, llamadas falsas solicitando información, ingeniería social, introducción no intencionada de malware, etc).

Sin embargo, existen una serie de factores a tener en cuenta respecto al reporte de incidentes de seguridad.

  • Si no se reporta un incidente a los actores que corresponda, se podría estar ante un incumplimiento regulatorio (ENS, RGPD, NIS, etc.), ya que no se sanciona a las entidades por sufrir un incidente, sino por no tener los controles adecuados y actuar diligentemente al respecto. Este incumplimiento regulatorio tendría impacto en la reputación de la entidad, en la falta de confianza y en las sanciones por su incumplimiento.
  • Si no se comunica a las autoridades de control que corresponda (como el CCN CERT), no se podrá obtener ayuda de los mismos para la solución y contención de la amenaza, ni se avisaría a otras entidades que pudiesen sufrirlo (las amenazas son cada vez más globales como en el caso de WannaCry, Petya, NotPetya, etc.).
  • En caso de no comunicarlos a otros elementos del entorno de la entidad (como clientes y proveedores), la amenaza se puede trasladar y afectar a los mismos, lo que también impactaría en la propia entidad.
  • La falta de una comunicación adecuada al personal y posibles afectados, puede producir que: no actúen adecuadamente ante el problema, no se pueda investigar adecuadamente el incidente, no puedan aprender del incidente para tratarlo y detectarlo en el futuro y que sea más complicada la gestión del incidente.
  • El personal de la entidad representa una parte de la misma, por lo que hay que informarle adecuadamente para que se gestione de manera correcta la comunicación, y no se produzcan filtraciones y comunicaciones no controladas que trasladen un mensaje erróneo y alarmista.

La articulación correcta de la comunicación de los incidentes de seguridad, requiere realizar una serie de actividades previas a la aparición de incidentes de seguridad como:

  • Identificar los tipos de incidentes a comunicar dependiendo de su tipología y regulación (ENS, RGPD, CNPIC, NIS, etc.), así como los destinatarios de las comunicaciones (identificando cuándo y quiénes son los que deben ser informados). Hay que analizar cuándo se requiere notificar a las autoridades competentes (considerando los requisitos regulatorios), cuándo se requiere notificar a los afectados e incluso cuándo puede ser aconsejable hacer una comunicación pública.
  • Definir y establecer los equipos que participarán en la comunicación (IT, legal, cumplimiento, buen gobierno, área de comunicación, etc.), una estrategia de comunicación, un plan de comunicación y los mecanismos para la misma con los diferentes interlocutores.
  • Establecer mecanismos para que la entidad sea informada de los incidentes de seguridad por parte de sus empleados (con políticas y formación adecuadas), sus proveedores (estableciendo controles y procedimientos apropiados) y otras entidades con las que se relacione.
  • Gestionar la comunicación para que sea apropiada, controlando quien puede realizarla, y estableciendo un mensaje que sea preciso y correcto para tranquilizar y dar respuesta a los grupos de interés.
  • Establecer la escucha activa en los diferentes medios (como es el caso de las redes sociales), para captar y reaccionar informando adecuadamente evitando mensajes erróneos.
  • Hacer del plan de comunicación de incidentes de seguridad, parte integral de los diferentes planes que gestionen los incidentes (como el plan de continuidad de negocio).

Dentro del marco regulatorio adquiere cada vez más importancia el reporte de incidentes de seguridad, como en el caso de la directiva NIS, en el que se contemplan sanciones por no notificar incidentes de seguridad (al CCN para entidades públicas, al INCIBE para entidades privadas y al Mando Conjunto de Ciberdefensa para las fuerzas armadas).

Una entidad debe comunicar los incidentes de seguridad de manera responsable, para tener las ventajas de la comunicación (apoyo en su gestión, limitación en su propagación, etc.), y evitar los inconvenientes que una mala comunicación puede suponer (como perjudicar su reputación y operatividad). Para ello debe, estudiar e implantar una estrategia de comunicación y mecanismos adecuados que incluyan tanto a los profesionales más apropiados como a los interlocutores con los que se tendrán que comunicar.

Juan Manzano

Fuente: BDO Abogados y Asesores Tributarios

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