Entendemos por Salario Emocional a toda retribución no monetaria que un trabajador obtiene por el desempeño de su trabajo, con el fin de solucionar o facilitar necesidades individuales de cada trabajador.
Si bien la Diversidad Generacional es beneficiosa para las organizaciones, cada generación, cada cultura y evidentemente cada individuo tienen necesidades diferentes según su momento vital, realidad que influye a las organizaciones a personalizar el modelo retributivo ante una nueva selección de personal y posterior incorporación. Si bien el aspecto de salario económico es el punto de partida, Maslow en su jerarquía de las necesidades, en las mitades del siglo pasado, ya nos marcaba el camino para construir un modelo retributivo basado en necesidades, una vez cubiertas las básicas debemos atender a las de orden superior.
En estos momentos, en que atraer y retener talento es más complicado y que las nuevas generaciones van accediendo al mercado de trabajo, cobra más importancia los aspectos no monetarios en toda selección de personal, aspectos que pueden incluir identificación con la misión, visión y valores de la compañía, lo que genera orgullo de pertenencia y voluntad de permanencia, oportunidades de desarrollo y crecimiento profesional (formación y oportunidades de carrera) y lo que en Recursos Humanos llamamos facilitadores como pueden ser compatibilidad de la vida personal y profesional, entre ellos flexibilidad horaria y organizativa, teletrabajo, parking, gimnasio, retribución flexible.
Carles A. Bonastre
