Para que una empresa familiar pueda perdurar en el tiempo y, dependiendo del estadio en que se encuentre, va a necesitar dotarse de determinadas estructuras. No es lo mismo una empresa en primera generación, en la que el fundador y, por tanto, el propietario de la empresa afronta la primera sucesión, que una empresa de segunda generación, formada por los hermanos, que la tercera y sucesiva, en la que confluye lo que se denomina un consorcio de primos. Es también muy importante señalar que la creación de estas estructuras debe hacerse antes de que sean necesarias. En la empresa familiar encontramos las siguientes estructuras:
Estructuras corporativas:
La empresa debe estar preparada para la sucesión. Es mucho más sencilla una sucesión en una empresa que tiene estructurado un consejo de administración, un comité de dirección, que en una donde el fundador es el administrador único y toma todas sus decisiones despachando con los distintos responsables de la empresa y tomando todas las decisiones de forma aislada. Para sucesivas generaciones la empresa necesitará crear estructuras de coordinación y, en consecuencia, profesionalizarse.
Por tanto, va a necesitar crear mecanismos de coordinación. Si todavía no existen, hay que hacerlo cuanto antes. Es necesario crear un organigrama y definir las funciones de cada puesto. Es necesario crear sistemas de dirección. Y entre estos sistemas, se debe contar con:
El órgano de gobierno de la empresa, el Consejo de Administración, tiene como función, además de lo establecido en las leyes mercantiles:
Estructuras familiares
Es importante también la creación de estructuras familiares, entre ellas el Consejo de Familia. Pueden existir otras estructuras, pero entendemos que ésta es esencial. El Consejo de Familia, como más adelante se explica, es un ámbito de deliberación y debate en el que se decide qué tipo de empresa se quiere ser, y en el que se tienen en cuenta los derechos y aspiraciones de cada miembro.
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JDA/SFAI