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El 18 abril de 2016, un panel de tres jueces del Tercer Circuito de la Corte de Apelaciones ratificó una sentencia judicial de 2015, de la Corte de Distrito, que certificaba y aprobaba el acuerdo de la acción colectiva entre la liga nacional de fútbol americano de EE.UU. (NFL, por sus siglas en inglés) y casi seis mil jugadores, sus representantes y los demandantes derivados (los “Demandantes”).

El caso, conocido en inglés como “National Football League Players’ Concussion Litigation” (pleito de conmoción cerebral de los jugadores de la liga nacional de fútbol, en castellano) trataba de una demanda a la NFL por conducta negligente y daños físicos sufridos por los futbolistas profesionales de la Liga (http://www.nytimes.com/2016/04/19/sports/football/nfl-concussion-lawsuit.html?_r=0).

Los Demandantes habían presentado demandas en contra de la NFL, alegando que esta era consciente de las pruebas científicas y conclusiones según las cuales los futbolistas profesionales que sufren de lesiones cerebrales traumáticas leves (LCTL) durante su carrera corren más riesgo de enfermedades crónicas neurocognitivas, así como discapacidades tanto durante su carrera profesional como más tarde en la vida. Se estima que como consecuencia de su negligencia, aproximadamente tres de cada diez de todos los antiguos jugadores podrían padecer Alzheimer o demencia leve en el futuro.

En esta línea, los Demandantes sostenían que la NFL no había hecho lo suficiente para advertir a los jugadores y que había escondido los riesgos sustanciales de lesión cerebral grave relacionada con la práctica de dicho deporte.

Hace ya tres años los Demandantes y la NFL llegaron a un acuerdo que incluía una indemnización para todos los antiguos jugadores que padecieran enfermedades neurológicas provocadas por repetidos golpes en la cabeza.

El Tercer Circuito de la Corte de Apelaciones ha ratificado dicho acuerdo, considerando que es beneficioso para los jugadores y señalando que la responsabilidad de la NFL en lo que se refiere a las enfermedades neurológicas derivadas era limitada.

El acuerdo sin limitaciones cubre a más de veinte mil jugadores jubilados de la NFL, y le costará a la Liga más de 1.000.000,00 de dólares en daños, lo cual dará al individuo medio afectado unos 190.000,00 dólares y hasta 5.000.000,00 dólares para las personas con enfermedades neurológicas severas.

Además de la indemnización acordada, la NFL se comprometió a financiar:

  • Un fondo de educación con un valor de 10.000.000,00 de dólares para fomentar la seguridad y evitar las lesiones entre futbolistas. Éste incluye iniciativas de seguridad para el fútbol juvenil y promueve la formación de jugadores jubilados con varios programas e iniciativas sanitarios y educativos.
  • Un programa de 75.000.000,00 dólares para exploraciones neuropsicológicas y neurológicas de referencia para los jugadores jubilados admisibles.
  • Indemnización sin tope máximo para casos de fallecimiento por ETC (encefalopatía traumática crónica) antes de la fecha de aprobación definitiva, ELA (esclerosis lateral amiotrófica), la enfermedad Parkinson, la enfermedad de Alzheimer, nivel 2 deterioro de neurocognitivo (i.e. demencia moderada) y nivel 1.5 deterioro neurocognitivo (i.e. demencia prematura). Toda reclamación válida bajo el acuerdo será pagado, sin limitaciones y en su totalidad, durante los sesenta-cinco años de vigencia del acuerdo.

Sin embargo, este acuerdo es controvertido. Por un lado, el acuerdo no permite ninguna indemnización para las personas que padecían las enfermedades más serias procedentes de las conmociones cerebrales (ETC) en el caso en el que su diagnóstico se realizara después de la aprobación inicial del acuerdo (22 de abril de 2015), sino que solo indemniza a los individuos cuyo diagnóstico fue realizado antes de dicha fecha. Tras el acuerdo de la apelación, nueve antiguos futbolistas argumentaron que a raíz de la investigación científica preliminar sobre ETC, sus reclamos no se consideraban propicios y por lo tanto no deberían haber sido prematuramente extinguidos por el acuerdo.

Por otro lado, han surgido problemas por el hecho de que sólo los sucesores de los jugadores que fallecieron de ETC entre 2006 y abril 2015 podían recibir pagos de hasta 4.000.000,00 de dólares (https://www.nflconcussionsettlement.com/FAQ.aspx). No obstante, los jueces que llegaron a la decisión en el Tercer Circuito se han mostrado reacios a volver a organizar audiencias.

Los jugadores que busquen modificar el acuerdo todavía pueden llevar su caso al Tribunal Supremo, aunque parece incierto que se le reconozca el derecho a audiencia. La indemnización no se pagará hasta que todas las vías de apelación estén agotadas. En cuanto a las varias docenas de jugadores que decidieron no participar, pueden seguir demandado a la NFL quien, por su parte, se encuentra inmersa en duras negociones con sus aseguradores para determinar si la cantidad de dinero que tendrá que pagar según el acuerdo está asegurada (http://www.nytimes.com/2016/06/02/sports/football/nfl-concussion-settlement-appeals-court-ruling.html).

La demanda de la NFL se produce al mismo tiempo que otra demanda parecida presentada por antiguos estudiantes universitarios contra la NCAA (National Collegiate Athletic Associate). El caso tiene un alcance y unas implicaciones transcendentales para el futbol americano en EE.UU., dado que su resultado podría tener un fuerte impacto sobre el fomento del fútbol americano en las universidades, que son una importante cantera de futuros deportistas profesionales en EE.UU.

Marco Vedovatti