En un entorno digital cada vez más complejo y regulado, las empresas, tanto públicas como privadas, se enfrentan al desafío de cumplir con múltiples normativas que buscan proteger la información y garantizar la seguridad cibernética.
Entre estas normativas, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), la Directiva sobre la Seguridad de las Redes y Sistemas de Información (NIS2) y el Reglamento sobre la Resiliencia Operativa Digital (DORA) son fundamentales. La convergencia de estas regulaciones presenta tanto desafíos como oportunidades y las herramientas automatizadas juegan un papel crucial en facilitar su cumplimiento.
En lo concerniente al RGPD, que regula el tratamiento de datos personales en la Unión Europea, asegurando derechos individuales sobre su información, lleva aplicándose más de 6 años y ha sentado las bases de otras normativas que han surgido posteriormente a nivel internacional. En lo referente a nuestro país la Agencia Española de Protección de Datos ha realizado muchas investigaciones y ha impuesto sanciones por importes de millones de euros.
Respecto a la Directiva NIS2, que fortalece la ciberseguridad de las infraestructuras críticas y promueve la cooperación entre Estados miembros, fue aprobada formalmente en noviembre de 2022, publicándose en el Diario Oficial de la UE (DOUE) el 27 de diciembre de 2022, y entró en vigor el 16 de enero de 2023, 20 días después de su publicación en el DOUE. Asimismo, los Estados miembros debían adoptar y publicar las medidas necesarias para dar cumplimiento a lo establecido en la Directiva antes del 17 de octubre de 2024, comunicando de manera inmediata el texto de dichas disposiciones, las cuales resultaban de aplicación a partir del 18 de octubre de 2024. A fecha de 24 de octubre de 2024, no se ha alcanzado este hito, pero aunque “las cosas de palacio van despacio”, acabarán llegando, por lo que, se puede aprovechar este margen temporal para prepararse.
En cuanto al reglamento DORA, que se centra en la resiliencia operativa digital de las entidades financieras, exigiendo medidas adecuadas para la gestión de riesgos tecnológicos, entró en vigor el 16 de enero de 2023 y desde entonces, las entidades financieras tienen un plazo de dos años para cumplir los requisitos establecidos por DORA, ya que a partir del 17 de enero de 2025 se comenzarán las actividades de supervisión por las autoridades competentes.
Tras la experiencia adquirida con el RGPD, es bastante conveniente establecer medidas dentro de las empresas para dar cumplimiento a NIS2 y DORA, sobre las que se está a punto de comenzar su andadura de supervisión, ya no solo por el impacto económico de posibles sanciones sino también por el reputacional y legal que se pueda desencadenar.
Afortunadamente, la interrelación entre estas normativas y en ocasiones la convergencia en las medidas de seguridad que exigen permite a las organizaciones adoptar un enfoque integrado en su cumplimiento, ya que, por ejemplo, el RGPD establece requisitos sobre la protección de datos, mientras que NIS2 y DORA abordan la ciberseguridad y la resiliencia operativa. Juntas, crean un marco que exige a las empresas no solo proteger los datos personales, sino también garantizar la seguridad y la resiliencia operativa de sus sistemas que proporcionan servicios esenciales. También se podría decir que tanto DORA como NIS2 requieren una evaluación continua de riesgos y la implementación de controles que refuerzan la posición de ciberseguridad y de resiliencia de las operaciones. Esta evaluación se complementa con las obligaciones del RGPD en cuanto a la seguridad del tratamiento de datos personales.
Teniendo en cuenta estas sinergias entre las distintas normativas, se antoja casi necesario la utilización de herramientas de automatización, puesto que permiten simplificar y optimizar tareas y acciones clave para mantenerse alienado a las obligaciones que marcan dichas normativas. Algunas de estas herramientas trabajan en ámbitos muy concretos y otras son más transversales, pero en conjunto, permiten desarrollar un gran marco de trabajo y colaboración común para que cada organización pueda gestionar y mantener el cumplimiento de estas normativas.
En el caso de herramientas que proporcionan soluciones de ciberseguridad que además de responder ante amenazas, también ayudan a identificar y mitigar vulnerabilidades, pudiendo detectar amenazas antes de que se materialicen e impacten sobre los activos de las organizaciones, contribuyendo a cumplir con los requisitos de estas normativas y asegurando que los datos personales estén protegidos frente a ataques cibernéticos. Asimismo, estas herramientas pueden ofrecer una plataforma de pruebas de penetración automatizada que permite a las empresas evaluar su seguridad en tiempo real. Esto es crucial para cumplir con NIS2, que exige evaluaciones regulares de la seguridad de la infraestructura. Del mismo modo, la identificación de vulnerabilidades facilita el cumplimiento de DORA y ayuda a garantizar la protección de datos exigida por el RGPD.
Respecto a las herramientas que se centran en la gestión de la privacidad y el cumplimiento normativo transversal, ofreciendo funcionalidades que automatizan la gestión de consentimientos, la evaluación de riesgos y la documentación requerida por el RGPD, pero que también disponen de capacidades como para poder integrar el cumplimiento de múltiples normativas lo que permite a las organizaciones gestionar sus obligaciones de manera coherente y eficiente.
La integración de estas herramientas automatizadas en los procesos de las empresas no solo facilita el cumplimiento normativo, sino que también aporta múltiples beneficios:
En definitiva, el cumplimiento de NIS2, DORA y RGPD es esencial en un entorno digital donde la protección de datos y la seguridad de la información son primordiales. Además, parece que hemos entrado en un bucle normativo en el que cada vez se exigen más requisitos de control a las organizaciones por lo que, la colaboración entre herramientas automatizadas de ciberseguridad, privacidad y protección de datos personales, así como aquellas que permiten una integración de diferentes normativas para gestionar su cumplimiento de forma más eficiente, no solo facilita el cumplimiento normativo y mejora la resiliencia operativa y la seguridad cibernética de las empresas de forma transversal, sino que también ayuda a adaptar y mantener de forma más sencilla su cumplimiento a medida que se vayan incorporando nuevos requisitos normativos. Por último, cabe destacar que adoptar un enfoque sinérgico en el cumplimiento además de ser beneficioso desde una perspectiva regulatoria, también fortalece la confianza de los clientes y socios en la capacidad de la organización para gestionar su información y operativa de manera segura y responsable.