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A estas alturas no cabe duda de que la formación es crucial dentro del ámbito de la prevención por cuanto todas las políticas y procedimientos implantados de nada servirán si no se asegura que sean correctamente aplicados por el personal de la empresa. Además, los empleados tienen el derecho a ser informados de todas aquellas obligaciones que les sean impuestas en su actividad profesional en virtud del deber del empresario de velar por el cumplimiento de la legalidad y de esclarecer las posibles infracciones cometidas. Por tanto, la empresa deberá fomentar que todos los empleados se conciencien y se formen adecuada, eficaz y proporcionalmente en materia de cumplimiento.

Ahora bien, ¿Cuál es la mejor manera de formar a los empleados?

Sin entrar a valorar en esta nota los diferentes grupos de interés y las formaciones especializadas para los directivos –principales destinatarios de las políticas y/o protocolos que afecten a su área de actividad-, me referiré exclusivamente a la formación general en materia de Compliance. Pues bien, podemos afirmar que no existe una única manera de formar a los empleados. De hecho, estos últimos años hemos podido comprobar como cada vez más las empresas recurren a métodos creativos y lúdicos para trasladar un mensaje que, sin duda, merece un esfuerzo para que sea positivo y siga garantizando la existencia del principio de confianza como motor principal de la idiosincrasia de la mayoría de las empresas.

En este contexto, la formación clásica de presentación estática y formal que pueda llevar a cabo un consultor o abogado externo y/o el Compliance Officer de la empresa en materia de Compliance, sigo considerando que es muy útil y necesaria, pero para el Consejo de Administración y la Alta Dirección. En cambio, el mismo modelo de formación para todos los empleados de la empresa, entendiendo que existen diferentes grupos de interés, posiciones y funciones, podría llegar a ser ineficiente. En todo caso, cabe reseñar que todo dependerá de cómo se plantee tal formación; el número de empleados sometidos a la misma; la cultura empresarial; quién la imparta; etcétera, pero, a grandes rasgos, considero que este tipo de formación clásica para empleados está empezando a agotarse o, como mínimo, a combinarse con métodos más renovados y participativos.

Algunos de estos métodos incluyen formaciones totalmente audiovisuales; participativas incluyendo, por ejemplo, pequeños sorteos entre los empleados sometidos a la formación; apoyo de expertos en márquetin para crear materiales atractivos visualmente; etcétera. En todo caso, los mensajes deberán ser claros, concisos y escritos en un lenguaje apropiado y sencillo.

En este contexto, y desde mi punto de vista, es realmente determinante tomar conciencia de la importancia de la formación en materia de Compliance pues puede llegar a ser más efectiva y económica que la implantación de cuantiosas políticas y controles en la empresa que, al fin y al cabo, inundan la empresa de burocracia y dan la sensación de control absoluto que, por supuesto, no es el fin fundacional de ninguna persona jurídica.

Por todo ello, desde el Departamento de Compliance de MOLINS Defensa Penal, no dudamos en unirnos al proyecto de Innova Ibérica para crear la App de gamificación Play&Comply (Edición Penal). Se trata de una App que cuenta con un alto contenido jurídico penal y en materia de Compliance, pero con un continente visualmente muy atractivo y asimilable. De esta forma, además de contar con el valioso atributo de generar prueba física, la permeabilidad del Compliance será mucho más eficiente y amable gracias a su fácil asimilación por parte de todos los grupos de interés de la empresa.

Os animamos a consultar más información al respecto a través del siguiente enlace: https://www.innova-compliance.com/PlayComply.aspx

Anna Núñez Miró

Abogada Directora del Departamento de Compliance de MOLINS Defensa Penal