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El pasado día 13 de marzo se publicó la muy esperada sentencia del Tribunal Constitucional Federal alemán sobre la ley de ratificación del Tratado sobre el Tribunal Unificado de Patentes.

Casi tres años ha tardado el Alto Tribunal en determinar que la ley en cuestión es inconstitucional. Un tribunal dividido acepta uno de los cuatro motivos de inconstitucionalidad planteados en el recurso (los otros tres son rechazados por falta de legitimación del recurrente), y estima que la ley fue aprobada sin contar con la mayoría parlamentaria necesaria.

Según la sentencia, tratándose de un Tratado relacionado con la integración europea y que comporta una transferencia de soberanía a una entidad supranacional, en la medida en que supone una modificación o suplemento de la ley fundamental alemana, debería haber sido aprobada por dos tercios de los miembros del Parlamento (aunque la ley se aprobó por unanimidad, sólo 35 de los parlamentarios estaban presentes, lejos de la mayoría constitucionalmente exigida).

Más allá del contenido de la sentencia, cuyo análisis habrá de corresponder a los especialistas en derecho constitucional y derecho público europeo, interesa aquí el efecto que la sentencia haya de tener en el proceso de creación de la Patente Unitaria y del Tribunal Unificado de Patentes.

El Gobierno alemán se ha apresurado a difundir un comunicado de prensa en el que manifiesta su voluntad de corregir los defectos puestos de manifiesto por la sentencia en esta misma legislatura. No obstante, más allá de declaraciones políticas, parece claro que la sentencia del Tribunal Constitucional alemán, junto con la declaración del Reino Unido de no participar en el sistema, anunciada igualmente hace apenas unas semanas y que exigirá la modificación de los Tratados si se quieren llevar adelante, ponen en cuestión –al menos en el corto plazo– el proyecto de la Patente Unitaria y el Tribunal Unificado de Patentes.

No conviene adelantarse en realizar valoraciones sobre el futuro de este proyecto, que ha sido dado por muerto en varias ocasiones y pese a todo ha conseguido llegar casi hasta el final de su tramitación. Habrá que esperar y ver si, como en la mítica película Toro Salvaje, el protagonista (Robert De Niro como Jake LaMotta) es capaz pese a los terribles golpes de mantenerse en pie y aún espetarle retador a su rival: “You Never Got me Down Ray”.

Jorge Llevat Socio